Llegué al Concejo con el compromiso de trabajar siempre por el trabajo decente y digno, por el respeto a los derechos individuales y colectivos de los trabajadores, por que exista un espacio público incluyente, por la defensa y cuidado de los animales, por la inclusión, la diversidad y la participación de la ciudadanía.
Hoy doy cuenta de un trabajo que me llena de satisfacción por los espacios conquistados, las luchas emprendidas y el trabajo con y para las poblaciones vulnerables. Las batallas son de largo aliento, más aún cuando se trata de hacer política desde la oposición. De mi parte no solo existe la juventud sino la perseverancia de quien nació en cuna de izquierda con la convicción de querer estar del lado de las luchas sociales.
Y la satisfacción se hace aún más valiosa cuando el camino trasegado ha tenido la doble dificultad de ser de izquierda y de ser mujer. Porque sea esta la oportunidad para señalar que una mujer con ideales de izquierda debe romper con paradigmas que limitan a las mujeres a ciertos temas.
Asumí el reto y bajo esos principios adopté una postura de oposición a la actual administración distrital de la manera más responsable posible, anteponiendo siempre el bienestar general de las clases sociales que represento, a intereses personales o particulares.
Desde esa óptica, destaco en este momento el control político que, con un equipo de trabajo profesional, he hecho frente a la violación del Plan de Ordenamiento Territorial en el proyecto Metro de la administración de Enrique Peñalosa, al abandono de la Bogotá rural y sus campesinos, a la perpetuación de un medio de transporte indigno y caro como Transmilenio, privando a los ciudadanos de alternativas de transporte más eficientes y de tecnologías limpias.
Destaco también el control político al cumplimiento de la misionalidad de la Veeduría Distrital, que ha hecho caso omiso a las alertas y denuncias de violación de derechos que hemos presentado desde el Cabildo Distrital, y a problemáticas complejas en la ciudad como el consumo de drogas y desnutrición infantil, carentes de una mirada integral y de salud pública por parte del gobierno distrital.
Con investigaciones rigurosas ha quedado en evidencia que los ciudadanos están a merced de un grupo de funcionarios de la Alcaldía Mayor carente de conocimientos técnicos y jurídicos, y consecuencia de ello se han tomado decisiones improvisadas con vicios de legalidad.
Dichas acciones de control político son siempre motivadas por la comunidad que nos eligió, y a quienes representamos. Por eso han sido 365 días acompañando a los extrabajadores de Aguas de Bogotá, a los trabajadores por cuenta propia, a madres y padres de niños y niñas en condición de discapacidad, a las mujeres, a mujeres transgénero y a personas de los sectores LGBTI. Este trabajo político se ejerce y se seguirá ejerciendo desde las calles, caminando la ciudad y conociendo sus problemáticas.
