Uno de los principales pasos fue la expedición, por parte de la XIII Brigada del Ejército Nacional, de la resolución No. 001 de enero de 2012, mediante la cual se restringió el porte de armas de fuego durante las 24 horas del día en cualquier sitio público de la ciudad. Con la cual se buscó evaluar el impacto de la medida en favor de la reducción en los índices de homicidios.
Durante 2011 (antes de la resolución), se presentaron 1.655 homicidios, de los cuales se estimó que el 62.3% fueron materializados con armas de fuego. En 2012 se registraron 1.276 homicidios, obteniendo una disminución del 22.9% respecto del año inmediatamente anterior. Para el año 2013 se presentaron reducciones aún más esperanzadoras, pues haciendo referencia al índice de homicidios se pasó de 22.1 por cada 100.000 habitantes (2011) a 16.4, con lo que quedaban demostradas las bondades que tenía el programa de desarme ciudadano, claro está, sumado al constante control de las autoridades.
En 2014 el panorama ya no resulta tan alentador, pues empiezan a verse algunas grietas, producto de la falta de iniciativa de la Administración Distrital para promover la constante evolución de la medida, que aun resultando sumamente progresista, se quedó sin herramientas para afrontar los distintos retos que se le presentan. Pese a que se expidió el Decreto 540 de 2013, «Por el cual se adopta e implementa el Plan Integral de Convivencia y Seguridad Ciudadana Bogotá D.C.» y como uno de los principios orientadores consagra la cultura democrática (Evolución de la cultura ciudadana), dicho principio es de lo que más se carece en la actualidad, lo que desafortunadamente se evidencia en las cifras.
Entre enero y mayo del año pasado se registraron 482 homicidios, mientras que para el año en curso se registraron 509 en el mismo periodo, presentándose un aumento del 6%. Respecto del sicariato las cifras son más alarmantes, pues de 5 casos presentados en los 5 primeros meses del año pasado, se pasó a 40 casos presentados en los mismos meses. La proyección para 2014 indica que la ciudad cerrará el año con un índice de 16.7 homicidios por cada 100.000 habitantes, presentando también una variación respecto de la cifra presentada en 2013.
Tenemos derecho a recorrer la ciudad con la tranquilidad de que las autoridades están trabajando arduamente para proteger nuestra vida y mejorar nuestra percepción de seguridad, por lo cual resulta imprescindible que se retomen los programas de formación ciudadana consolidando la vida como un valor supremo en el Distrito Capital.