Avanza reestructuración de hospitales en Bogotá

Con mi unidad de apoyo normativo nos dimos a la tarea de recorrer 12 hospitales de la ciudad para comprobar con los usuarios el tipo de atención que se está brindando y el nivel de satisfacción que tienen. Es el mejor termómetro para medir el servicio.

Y en medio del desgreño administrativo y la crisis financiera que la nueva administración ha encontrado en los últimos siete meses en los hospitales de la red pública de Bogotá, tengo que destacar el respaldo que los usuarios les brindan a los hospitales de sus localidades.

Los centros de atención de la red pública, cuya reestructuración comenzó en firme en esta administración, tienen deudas por cobrar de más de un billón de pesos. La mayor parte de esas deudas son de las EPS, y en muchos casos son incobrables porque algunas de ellas desaparecieron. Por eso es importante diferenciar entre las múltiples quejas que los pacientes tienen contra las EPS y la percepción que tienen de los hospitales.

Es alentador que en medio de esa crisis los usuarios se sientan respaldados. En el Hospital del Guavio, en el suroriente de la ciudad, por ejemplo, los pacientes destacan la mística del personal médico, la celeridad de la atención cuando requieren servicios de urgencia y la posibilidad de conseguir una cita oportuna cuando se requiere, como lo pudimos comprobar en nuestra visita.

Testimonios parecidos encontramos con el equipo de mi unidad de trabajo en los hospitales de Suba, Simón Bolívar, San José Infantil, Chapinero, Pablo VI, Fontibón y Engativá. También estuvimos en la clínica Federmán y en el Hospital San José Infantil.

 

Debo destacar el caso del hospital de Kennedy. Allí encontramos muchas voces críticas, con razón. En enero, ese hospital fue recibido por el nuevo Gobierno en medio de una profunda crisis que incluye una obra inconclusa que viene del 'carrusel de la contratación': la obra de las urgencias que estuvo abandonada por varios años, mientras los pacientes, sobre todo los de urgencias, padecían el hacinamiento y las largas esperas para ser atenidos.

 

En ese hospital hay serios problemas para cobrar los servicios. Se dejan de facturar entre el 30 y el 35 por ciento, y ese déficit se tiene que notar en la atención. Por fortuna ese hospital se puso entre las prioridades de la nueva administración y ya comenzaron las medidas para enfrentar el hacinamiento. Con la reestructuración de la red de hospitales en cuatro subredes la atención a los usuarios debe mejorar.

 

Es un hecho que el personal médico y administrativo de los hospitales tiene ganas y tiene vocación de servicio. El aliciente de pacientes bien atendidos, y que respaldan el hospital de su zona debe servir de incentivo para fortalecer el servicio.

 

Durante este recorrido de visitas directas, de hablar con los usuarios, y estar en cada uno de estos centros de atención pudimos concluir que es crucial la reestructuración de la salud en la ciudad.

 

Y en conclusión es crucial que diferenciemos entre las EPS y los hospitales, porque muchas de las quejas contra las EPS terminan afectando la imagen de la red pública de la ciudad. Ahora que estamos en plena reestructuración, la meta debe ser convertir a los hospitales en el eje que permite garantizar el derecho a la salud de los bogotanos.

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