Bogotá tiene hambre: Las ayudas deben llegar

A más de dos meses de iniciada la cuarentena por la emergencia del Covid-19 y con el incremento acelerado en los contagios, los bogotanos siguen resintiendo los efectos de la ausencia y demora en la ayudas anunciadas por la Administración

De acuerdo con las cifras consignadas por ‘Bogotá Solidaria en Casa, al 31 de mayo, se habían entregado 4.033.595 apoyos alimentarios, 335.131 hogares pobres se habrían beneficiado con transferencias. No obstante, no se entiende cómo en contraste con estas cifras, continúan las voces de protesta de los ciudadanos de todos los sectores de Bogotá que reclaman no haber recibido ayuda alguna de parte del Distrito.

Kennedy aumenta el contagio y la necesidad

En la localidad que a la fecha reporta el mayor número de contagios y muertes producto del Covid-19, las aglomeraciones no cesan, personas en las calles que aseguran, deben salir a trabajar por la falta de apoyo en medio del aislamiento. Concentrando la central mayorista de Corabastos a donde llegan cientos de personas al día, con decenas de vendedores informales a los alrededores que ofertan desde alimentos a cachivaches, desbordando el control de las autoridades y sin la evidente presencia de las entidades que aseguraron iban a asumir el control de las zonas bajo atención especial y a atender las necesidades esenciales de los más vulnerables, para que nadie tuviera que estar en las calles. En sectores como Tierra Buena, María Paz o El Tintal, las manifestaciones de los residentes ya pasaron a cacerolazos en las calles para ser escuchados.

Usme y Ciudad Bolívar por vías de hecho reclaman las ayudas

En los barrios del sur oriente de Bogotá pertenecientes a estas dos localidades, los habitantes de estrato 1 o 2, se quejan de cómo con el paso de los días, empeora su situación de vulnerabilidad y muchos ya en pobreza extrema decidieron no esperar más. Durante semana y con más recurrencia en los últimos días, el portal de Usme, y estaciones aledañas como Molinos, Socorro, y recientemente las afueras del Hospital de Meissen, resultan afectadas por bloqueos de ciudadanos y población migrante que ha llegado a la zona afectada por la crisis y que asegura que a pesar de los constantes llamados a la Administración no reciben respuesta alguna. Zonas donde no ha llegado un mercado o se ha recibido una transferencia y otras en donde a pesar de haber sido parte de los primeros beneficiarios de un mercado para “12 días”, o una transferencia de $160.000, aseguran que tras más de 60 días no pueden seguir en aislamiento y con un trapo rojo que nadie ve colgando de sus ventanas.

El desborde del comercio informal en la Séptima y San Victorino

Ante la permisividad y la falta de control de las entidades encargadas del espacio público la Carrera Séptima y los alrededores de San Victorino permanecen copados por vendedores informales que han llegado en las últimas dos semanas de diferentes localidades buscando comercializar sus productos sin cumplir con un protocolo mínimo de bioseguridad u organización. Todo esto ocurre según dicen ellos por la necesidad de llevar alimento a sus casas y ante la poca o nula ayuda que han recibido durante la cuarentena y ante la mirada de impotencia de los comerciantes formales que a pesar de haber cumplido con todos los requerimientos de la Alcaldía para poder abrir gradualmente, no ha podido hacerlo en la demora de trámites y falta de respuesta de la Alcaldía, ante la necesidad manifiesta que tienen pues los recibos no han parado de llegar, con valores promediados y superiores al consumo, a pesar de estar inactivos; con nóminas a su cargo; mientras que en la calles frente a sus locales cerrados y con el silencio de la Administración, prolifera el desorden y el descuido en lo que se podría convertir en un foco de contagio mayor para la ciudad.

¿Y qué dice la Administración?

La realidad es que no hay excusa. Para el primer periodo de cuarentena en abril, la meta era llegar a 500 mil familias, sin embargo no se cumplió y hasta hace un par de semanas la Secretaría de Integración Social anunciaba haber alcanzado ese número por fin. Ya pasamos por una Donatón que recaudó más de 51 mil millones de pesos y ¿dónde están esos recursos? Los trapos rojos continúan apareciendo, ya no son exclusivos de zonas tradicionalmente vulnerables y han llegado a aparecer en Teusaquillo, Usaquén, Chapinero y hasta en los buses en un llamado de urgencia al Distrito por la falta de atención. También, en aumento los contratos millonarios por la emergencia, con la Cruz Roja, con privados, que referencian en sus objetos, la logística para la entrega de ayudas, que todavía siguen sin llegar a quienes realmente lo necesitan.

La realidad de Bogotá es esta: una ciudad en medio de una crisis social y económica donde no se ha logrado la coordinación en la ejecución de la estrategia Bogotá Solidaria en Casa, un entendimiento cordial con el gobierno Nacional de parte de la Alcaldía y preocupa que ahora cuando las autoridades en salud a nivel nacional anuncian que el pico más alto de la pandemia se presente durante este mes, los bogotanos se tengan que ver expuestos a salir de sus hogares en busca de cualquier alternativa que les permita subsistir en medio de la indiferencia del gobierno Distrital.

Lucía Bastidas

Concejal de Bogotá

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