Bogotanos no veremos este año la troncal de la avenida Boyacá

Es increíble que en el mes 40 de la administración de Gustavo Petro una de sus promesas de Gobierno, la construcción de la troncal de TransMilenio por la avenida Boyacá, esté en veremos. Lo más increíble es que el Concejo de Bogotá le asignó 712.000 millones de pesos en el cupo de endeudamiento, que no ha ejecutado.

A menos de nueve meses de terminar el Gobierno es más que nunca incierto el futuro de la troncal de TransMilenio por este corredor vial, que debe beneficiar a más de 4'400.000 personas que viven en el occidente de la ciudad y que son los potenciales usuarios. Se estima que en hora pico, esta troncal moverá 44 mil pasajeros.

A mí, Lucía Bastidas, en mi casa me enseñaron que la palabra se honra, y es evidente que en el caso de esta promesa de Gobierno no ha ocurrido así. Hoy, ni siquiera se han terminado en cien por ciento los estudios y diseños de la vía, que el Instituto de Desarrollo Urbano (IDU) decidió asumir por su propia cuenta.

Además, esta troncal de 34 kilómetros y 33 estaciones, que debería servir para interconectar por el occidente las troncales NQS, Américas, Calle 26, Calle 80, Avenida Suba y Autopista Norte, de entrada, y sin que haya comenzado su construcción, ya es incompleta.

La razón es que mientras hacía los estudios, la administración cayó en la cuenta de que sobre ese corredor vial hay un tubo madre del acueducto y un canal de aguas lluvias, que son incompatibles con el alto impacto que genera el tránsito de los buses articulados y con la posibilidad de construir estaciones de pasajeros, como ha ocurrido en otras troncales. Así que tuvo que replantear los diseños.

Por eso, de los cinco tramos en que fue dividida la futura obra, que está previsto conecte el sector de Yomaya en el sur con la autopista norte en la calle 170, en principio solo parecen viables los de los extremos sur (Yomasa-portal Tunal y portal Tunal-calle 39 sur) y norte (calle 127-autopista Norte). Mientras se decide cómo solucionar el tema del tubo madre, en la zona central, el proyecto vial está atrasado en todos los sentidos.

Es decir, los bogotanos no sabemos qué va a pasar con el tramo de la troncal Boyacá previsto entre la diagonal 39 sur y la calle 127. Y los funcionarios del gobierno distrital, vienen al concejo de Bogotá se sientan y no dan ninguna respuesta, ante los cuestionamientos de control político que los concejales hacemos para intentar desempantanar este tema para una comunidad que pide a gritos una solución antes de terminar el gobierno Petro.

Los perjudicados con el incumplimiento de esta promesa de Gobierno son los habitantes de Ciudad Bolívar, Tunjuelito, Kennedy, Fontibón, Engativá y Suba, que llevan 40 meses esperando a que se haga realidad la construcción de una troncal de la que se espera mejore las condiciones personales, mentales y de movilidad del occidente de la ciudad y que estaba incluida como una prioridad del programa de Gobierno de la Bogotá Humana.

Es de esperar que si solo se construyen los tramos de los extremos y se deja la troncal sin conexión en la parte central, los impactos negativos para la ciudad y para los usuarios no se harán esperar con una troncal incompleta. La misma administración estima que el costo de los trancones puede superar los 164.000 millones de pesos.

En este caso, como en otros, la administración no va a honrar su palabra. Un informe de la Veeduría Distrital advirtió que la meta de avance físico de este proyecto es apenas de 14,69 por ciento, cuando ya estamos en el mes 40 del actual gobierno y faltan menos de nueve meses para terminar. Hoy con los días contados, los tiempos no se dan y las ganas de hacerlo tampoco se dan.

La administración decidió priorizar en el camino la construcción de la primera línea del metro y puso a depender el futuro de la troncal de la Boyacá de la negociación de un conpes con el Gobierno nacional que, como van las cosas, no estará listo en el primer semestre de este año. Y lo más grave es que de lo que allí se acuerde dependerá lo que pase con la avenida Boyacá.

Paradójica situación si se tiene en cuenta que los 27 kilómetros de la primera línea del metro costarán 15 billones de pesos, frente a los 712.499 millones que costarán los 34 kilómetros de troncal de la Boyacá.

¿Hasta cuándo, señores de la administración, van a mantener en vilo a la ciudad con el futuro de una obra vital para la movilidad de la ciudad?

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