Caminar, un requisito para la calidad de vida en la ciudad

Bogotá es hoy una ciudad en la que se realizan 4,6 millones de viajes diarios a pie con duración de más de tres minutos. Y las cifras del Departamento del Espacio Público (Dadep) indican que en el 2017 más de 10.000 personas caminaron por los senderos ecológicos de la ciudad.

El alcalde Enrique Peñalosa ha sido líder en la promoción de los espacios para los peatones, para que las personas puedan caminar con seguridad, por las aceras de la ciudad. Lo hizo en su primer gobierno en 1998, cuando dio la batalla contra la invasión de los andenes por parte de los carros privados, y lo está dando ahora, con el rescate de los espacios públicos y la proyección de una ciudad con aceras grandes y de buena calidad.

Y no dejemos de lado que cuando se concibió el sistema TransMilenio se pensó en estaciones que hoy ayudan al ejercicio de caminar, por su diseño y disposición, y de paso se acabó con la costumbre de que el bus tenía que parar donde sacáramos la mano. Hoy hay que caminar para ir hasta la estación, y eso es un aporte para la salud de las personas.

Desde el 2016 se han recuperado 50 kilómetros lineales de espacio público, en los principales ejes viales de la ciudad. Los ejemplos más visibles son la calle 72, la carrera 15 (entre calles 76 y 92), Plaza Imperial (Suba) y el Restrepo.

En muchas ocasiones acciones tan importantes como estas pasan desapercibidas, pero el espacio recuperado equivale a más de 70 canchas de fútbol del tamaño del estadio El Campín, porque son más de 550.000 metros cuadrados.

El Walk21, el encuentro de ciudades caminables, es un buen escenario para hacer visible una de las grandes apuestas el actual gobierno de la ciudad: que todos los proyectos de vivienda, comerciales e industriales que se construyan en el futuro garanticen andenes amplios, con alamedas, que garanticen espacio para caminar.

Ya lo hemos visto en el decreto que reglamentó el proyecto Lagos de Torca, que establece la obligación, y lo tendremos que aprobar en el Plan de Ordenamiento Territorial (POT) que se tramitará en el Concejo: los andenes deben ser parte de la política pública y una obligación que deben hacer cumplir todas las administraciones.

En Bogotá muchas administraciones le han dado la espalda al espacio público, pero hoy estamos en un momento crucial en la historia de la ciudad en la que podemos dejar plasmadas en normas tan importantes como el POT las políticas que deberán aplicarse hacia el futuro para que Bogotá, de verdad, sea una ciudad caminable.

No podemos dejar de lado que los buenos andenes no son solo una responsabilidad del alcalde, también lo es de las empresas que construyen y de los ciudadanos que deben garantizar que en sus barrios, estos espacios estén siempre en condiciones para que los niños, las personas en sillas de ruedas y los adultos mayores puedan transitar con seguridad.