En general los comentarios de los bogotanos respecto a las carreteras que salen de la ciudad hacia otros municipios son positivos. Quienes viajan hacia el Tolima cuentan acerca del buen estado de las vías al igual que quienes salen por la autopista norte, o viajan por el nororiente hacia el municipio de La Calera o salen en dirección a los Llanos orientales. Las carreteras no son la queja. Durante estos días nos acostumbramos a viajar por vías señalizadas, pavimentadas y sin huecos. Por esto el impacto de llegar a Bogotá nuevamente con las pilas recargadas para el nuevo año, con el optimismo saliendo por cada poro, pero regresa la mala cara al encontrarse con unas calles llenas de huecos que en el mejor de los casos obligan a bajar la velocidad y por lo tanto alargan el viaje, dañan las motos, los carros y buses y ocasionan accidentes. Así sucede por ejemplo en la Avenida Agoberto Mejía, desde Corabastos hasta la calle 43 sur, que a raíz de la cantidad de huecos consecutivos causan hay miles de caídas de biciusuarios y motociclistas que por allí se movilizan, o accidentes de automóviles o buses. O la carrera 80, entre la calle 7 y la 10; o también la calle 170 en el tramo entre la autopista Norte y la salida a la Conejera; o la Avenida El Tintal desde la Avenida Al Llano hasta la 57 sur. El premio mayor está frente a la entrada principal de Unicentro de Occidente donde el cráter es tan grande que ya los carros no pueden pasar por ahí y solo lo hacen las rutas alimentadoras de Transmilenio y los buses de SITP. Pero los huecos no son lo único malo en las vías. Barrios como La Concordia y El Amparo en la localidad de Kennedy están sin pavimentar casi en un 80%, y ya saben quienes lo viven día a día que esto significa barro cuando llueve y nubes de polvo cuando el clima es seco.
Nadie niega que las mega obras viales son importantes para el desarrollo de la ciudad, pero no hay que olvidar que tapar los huecos y pavimentar calles por las que pasan miles de personas día a día de camino a su trabajo, a su estudio y a su hogar, tiene un impacto muy grande en la calidad de vida.
En Bogotá viven miles de personas como Jennifer, Katherine y José, que nos han reportado algunos de estos problemas. Ellos se merecen unas calles que les permitan desplazarse por Bogotá, llegar a tiempo y seguros a su destino. Y por eso hay que trabajar para que las calles de Bogotá estén en las mejores condiciones. Para que los barrios tengan vías pavimentandas y no existan huecos que duren meses y meses abiertos y agrandándose.
#BogotáNosUne