Ellos nos cuidan, preservan nuestra seguridad y la del lugar donde nos encontramos. Los conocemos como los perros de vigilancia, quienes trabajan largas jornadas y su tiempo de juego es mucho menor que la de los perritos de compañía.
Pero ¿Cuántas personas se han detenido a saludarlos o preguntar su estado anímico o de salud? Y es que la regulación es ambigua sobre el deber de protección que tenemos con los perritos de vigilancia. Solo aquellas personas decididas a verificar su condición son quienes logran atravesar todas las prohibiciones establecidas.
Hoy en día en el Concejo de Bogotá nos cuidan perros antiexplosivos y de defensa, como Jack, Dólar, Corán, Zeus y Taison, éste último robado de las instalaciones del Centro Administrativo Distrital, a pesar de lo cual ha sido imposible lograr que la Secretaría de Hacienda aumente la altura de las rejas de la zona donde descansan.
En este día y como tributo a los perros de vigilancia, quiero rendirle un homenaje especial a KATY, perrita que nos acompañó desde el primer día que llegué al Concejo en el 2012 y quedó embarazada estando en servicio en noviembre de 2013, a pesar de ser una perrita que estaba próxima a su jubilación. Después de un seguimiento expedito al caso de KATY, mi unidad de apoyo normativo logró rescatarla y hoy en día se encuentra en una familia amorosa que la cuida y protege.
¡ARRIBA LOS PERROS DE VIGILANCIA!