Invirtieron sus ahorros, créditos y el subsidio que les otorgaron para vivienda con el sueño de tener un sitio digno para vivir con sus familias. Creyeron encontrarlo en 13 bloques de edificios de propiedad horizontal en esta zona del sur de la ciudad, donde el promedio de personas por hogar oscila entre 3 y 4 personas.
En los plegables que les repartieron les ofrecieron servicios públicos, gas natural, zonas verdes, cerramientos para garantizar la seguridad, tanques de reserva para el agua. Y claro, zonas comunales y parque infantil para los niños. Las rampas para el tránsito de personas con discapacidad y la tercera edad estaban en la oferta, rutas de transporte público y colegio para los niños.
Han pasado los años y el sueño de tener casa propia y digna se convirtió en pesadilla. Pagan 45.000 pesos mensuales de administración porque viven en un conjunto de propiedad horizontal, pero no se ven los resultados del pago. Viven en obra negra, con todo a medio terminar. Hasta las tejas dejan pasar el agua lluvia en los pisos altos y las paredes presentan agrietadas.
La constructora Ormeco recibió la plata de los subsidios, los montos de los créditos y los ahorros con los que cada familia completó los 35 millones de pesos que pagó al comienzo por los apartamentos. Pero hasta hoy no ha cumplido las promesas de las ofertas de compra con las que ilusionó a las familias que compraron apartamento en El Mirador del Parque.
El cableado de la energía es improvisado, los cables están a la vista y ofrecen peligro. Claro, la factura sí les llega puntual y marca 31 mil pesos. Los tanques de reserva de agua nunca llegaron y tampoco las tuberías para el gas natural. También les prometieron un contenedor para las basuras que hasta hoy no ha llegado.
En el Mirador del Parque tampoco tienen las vías de acceso que les prometieron ni las rutas de transporte con las que iban a llegar y salir del barrio. Hoy tienen que caminar entre 10 y 15 cuadras para encontrar la avenida principal y poder coger un transporte.
Nada de lo que les prometieron ha llegado y lo más grave es que hasta las aguas residuales de los barrios vecinos se están filtrando y generando olores fétidos y nauseabundos que convierten en una pesadilla diaria vivir en la zona. Los primeros pisos se inundan constantemente.
Son 13 bloques de 5 pisos y 20 apartamentos cada uno. Hoy los apartamentos que las primeras familias compraron en 35 millones de pesos cuestan entre 60 y 65 millones de pesos para las nuevas personas que quieren adquirirlos, sin saber lo que les espera. Es decir, el engaño de la constructora continúa. Y es más, permanecen en la zona con sala de ventas.
Las familias están desesperadas, no pueden vender por haber recibido subsidio para pagar su apartamento, pero tampoco cuentan con el apoyo de las entidades del Distrito para hacer defender su derecho a que les cumplan las promesas que les hicieron cuando llegaron al lugar.
No están pidiendo nada regalado, ni ningún lujo para sus viviendas, solo que les garanticen las condiciones mínimas de habitabilidad para estar seguros, tranquilos y felices en sus apartamento.
Cómo pueden hacerlo si no tienen vías de acceso, no hay parque infantil para los niños, no hay dónde depositar las basuras, carecen del servicio de gas natural para cocinar, las rutas de transporte no llegan al barrio, el colegio más cercano queda a media hora y la inseguridad los azota porque las rejas de los conjuntos están dañadas.
Lo peor de todo es que nadie les responde. Los vecinos han intentado que la representante legal de Ormeco, María del Rosario Ordóñez Mendieta, les responda por todas las promesas que les hicieron. Siempre anuncia fechas que nunca cumple para darle solución a las obligaciones contractuales en las que se comprometió a la hora de la venta. Han pasado más de ocho años y hasta hoy la constructora Ormeco sigue incumpliendo.
El conjunto está construido en lo más alto de la localidad de Usme. Y para llegar hasta allí han tenido que improvisar una vía de acceso que es una trocha llena de barro en invierno y de polvo en los días de sol.
Allí no tienen derecho a una urgencia de salud porque no hay manera de que llegue una ambulancia.
Como concejal de Bogotá comprobé las condiciones de peligro y alto riesgo en que están habitando los residentes del Mirador del Parque. Es urgente que la secretaría de Hábitat se haga presente para que acompañe los reclamos de las familias antes de que sus apartamentos se sigan deteriorando.
Lucía Bastidas Ubaté
Concejal de Bogotá
