Una suma de negligencia, falta de autoridad y actitud complaciente de las autoridades se han unido para generar el mayor caos de espacio público que haya vivido la historia reciente de la ciudad. Andenes, plazoletas y hasta las vías públicas se llenaron de ventas descontroladas que dejaron sin espacio público a los peatones.
Es un hecho que Bogotá está perdiendo la batalla contra la invasión del espacio público. Y otra vez, como en el pasado, los carros se tomaron los andenes, mientras las mafias negocian con cada metro cuadrado de andén. Utilizan a la gente a la que alquilan espacios y le enfrentan con la Policía para mantener su negocio. Esa es la radiografía del espacio público en Bogotá que presenté en durante el debate en el Concejo de Bogotá. La falta de autoridad de la Alcaldía Mayor, que manda mensajes ambiguos a la Policía y a los alcaldes locales dificulta la recuperación de los andenes invadidos por ventas ambulantes, donde proliferan los productos de contrabando y los alimentos sin ningún control sanitario.
Cualquier esfuerzo que se hace se pierde. De hecho el Instituto de Economía Popular (IPES) dice que ha invertido millonarias sumas en reubicar a vendedores que ocupaban en particular calles y avenidas del centro, pero hoy esas vías siguen invadidas. El mismo Distrito calcula el número de vendedores ambulantes en 47.022, de los cuales 1.245 aparecen como estacionarios. Pero la verdad es que la administración misma no está segura de cuál es el real número de vendedores que hay en las calles, porque los censos no están actualizados.
El panorama más desolador está en el centro de la ciudad, en la localidad de Santa Fe, donde está el 20,92 por ciento de los vendedores de toda la ciudad, según cifras del Instituto para la Economía Social (IPES). Allí hay 9.826 vendedores. Si sumamos los 3.331 que hay en la localidad de Los Mártires y los 1.509 de la zona de la Candelaria, la cifra de vendedores en el centro sube a 14.666, es decir el 31,22 por ciento del total, solo con los datos oficiales. Es decir, la tercera parte de todos los vendedores ambulantes de Bogotá está en el centro. Hay otras localidades como Kennedy, donde la administración contabilizó a 4.054 y San Cristóbal con 3.405.
Usaquén tiene 598; Chapinero 2.285; Santa Fe 9.826; San Cristóbal 3.405; Usme 1.758; Tunjuelito 1.066; Bosa 1.941; Kennedy 4.054; Fontibón 1.060; Engativá 2.523; Suba 1.494; Barrios Unidos 746; Teusaquillo 1.008; Los Mártires 3.331; Antonio Nariño 1.276; Puente Aranda 2.155; Candelaria 1.509; Rafael Uribe Uribe 1.086; Ciudad Bolívar 2.479; Sumapaz 19, y el IPES habla de un área metropolitana no definida donde hay 3.350 vendedores.
Otro fenómeno que agrava el problema es que hoy no solo están invadidos los andenes, ahora proliferan las carretas de frutas y otros productos que circulan por las vías y compiten con bicicletas, carros y motos. No se vislumbra, en esta administración, una solución, a un problema que hoy encontramos en toda la ciudad. No es extraño que un escaso 28 por ciento de los bogotanos esté satisfecho con el espacio público, según la encuesta más reciente del programa ‘Bogotá, como vamos’. Para el próximo alcalde este será sin duda uno de los retos prioritarios.
Lucía Bastidas
Concejal de Bogotá
