El disfraz de doña Juana

En época de brujas, la administración inicio la cacería.

El aviso de una denuncia del Alcalde Petro por presuntas intervenciones mías en la organización de las protestas por parte de las comunidades del Sur de Bogotá, es el antifaz que quiere utilizar la Secretaria General para ocultar los problemas estructurales del programa Basura Cero. De esta manera se pretende evadir la solución de fondo, que es minimizar las 6.500 toneladas al día que se disponen en el relleno y que a diario se incrementan.

 

Decir que fui gestor y promotor de los bloqueos al relleno, es desconocer el derecho a la protesta pacífica que tienen las comunidades de las Veredas Mochuelo Alto y bajo; quienes históricamente se han visto afectadas por el relleno doña Juana desde su inauguración en septiembre de 1988.  Han soportado por 26 años, los fétidos olores producidos por los gases resultantes de la descomposición de las basuras, así como las moscas, ratones y demás vectores que le son propios a este tipo de tecnología, sin que haya sido recompensado de ninguna manera su sacrificio, y por el contrario se vean cada vez más afectados por la expansión del área a disponer, sin que se vislumbre en el corto plazo, una solución a esta problemática.

 

Lo que no dice la administración, es que la protesta surge a raíz de 14 años de incumplimientos en torno al plan de gestión social, el cual incluye: la compra de predios de la cuenca abastecedora del acueducto veredal Asoporquera, la optimización de las redes de alcantarillado y la construcción de una planta de tratamiento de aguas residuales. De igual manera equipamientos para servicios sociales como jardín infantil, plaza de ferias ganaderas, espacios deportivos y el tan solicitado apoyo al fortalecimiento empresarial campesino.

 

A raíz de la emergencia sanitaria que se presentó en la nefasta jornada del 27 de septiembre de 1997, en que colapsó el Relleno y se derrumbaron cerca de un millón de toneladas de basura, las consecuencias son ya conocidas. Se realizó la exigencia expresa por parte de la Autoridad ambiental de adelantar una licencia ambiental para la ampliación de la zona de disposición y la modificación de las prácticas de disposición de las basuras basada en un estudio de impacto ambiental. En el año 2000, mediante la Resolución 2133 de la CAR, fue otorgada la licencia ambiental única para la zona VIII del Relleno Sanitario, en la cual se incluyó un plan de gestión social comprometiéndose con la comunidad en temas de infraestructura, saneamiento básico y bienestar social a la comunidad.

 

En la actualidad  el relleno sanitario tiene dos procesos sancionatorios vigentes con multas que debe cancelar el Distrito con cargo al presupuesto por contaminación al suelo, asociado a disposición de basuras contaminadas con escombros y al recurso hídrico por funcionamiento inadecuado e insuficiente de la Planta de tratamiento de lixiviados. Ante esta realidad, es necesario quitarse el antifaz y poner la cara a la verdadera problemática que afecta el Sur de Bogotá y no señalar como delincuentes a campesinos que reclaman a gritos atención de la administración del Alcalde Petro. 

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