Ganó el interés general sobre el particular gracias al respaldo del Gobierno Nacional y de la banca multilateral que creyeron en la administración y le apostaron a la ciudad para aportar el 70 por ciento de los 12,9 billones de pesos que se invertirán en el metro de Bogotá después de 70 años de promesas no cumplidas.
Ganaron dos firmas chinas que se asociaron y firmarán el contrato de concesión para construir y operar una línea de 23,96 kilómetros que conectará a la localidad de Bosa con la de Chapinero en 27 minutos, y les devolverá tiempo a los ciudadanos que hoy se demoran más de dos horas en ese recorrido.
La ciudad tendrá por fin su metro. Y será un sistema moderno, automático, eléctrico y cien por ciento ambiental. Un metro digno de la ciudad que tendrá un alto contenido social porque el 88 por ciento de los usuarios serán personas de los estratos 1, 2 y 3 que tendrán un mejor transporte masivo.
Fracasó la maledicencia, fallaron las demandas infundadas y ganó el juicio, la transparencia y el rigor.
Nunca un contrato de la ciudad había tenido un nivel de vigilancia de la altura del metro, encabezado por el Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo y la Banca Europea de Inversiones.
Hoy, gracias una petición del alcalde tendrá los ojos de la Contraloría General que aceptó hacer el control excepcional a este contrato.
El metro de Bogotá tendrá 16 estaciones, 10 con conexión a TransMilenio, 12 con edificios laterales de acceso. Serán en total 28 edificios de acceso.
Arrancó el metro y con él terminó una era de promesas incumplidas de 77 años.