Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) en los países con ingresos bajos y medios, menos del 30 por ciento reporta que cuente contratamientos para los enfermos de cáncer. Y en Colombia vivimos ese problema todos los días.
Las personas de ingresos bajos, e incluso de ingresos medios, que pagan contribución a una EPS enfrentan la impotencia de no poderse tratar a tiempo o de recibir tratamientos tardíos porque los exámenes no se realizan a tiempo, los medicamentos siempre llegan tarde y la enfermedad avanza hasta causar la muerte.
Uno de los graves problemas que enfrenta el sistema de salud es la falta actualizada de cifras para establecer políticas de salud acordes con la realidad. Y aunque la OMS dice que entre el 30 y el 50 por ciento de los cánceres se pueden prevenir, y que cuando hay detección precoz se puede tratar, para quienes solo cuentan con el Plan Obligatorio de Salud esto constituye una mentira.
El Ministerio de Salud nos dice que en Colombia se detectan 71.000 casos de cáncer al año, pero dependiendo de la EPS que le toque en suerte al enfermo tendrá o no un buen tratamiento.
En el 2015 fallecieron en el mundo 8,8 millones de personas por cáncer y según la OMS el 70 por ciento de las muertes por esta razón se presentan en los países de ingresos medianos o bajos. Y yo quiero precisar aún más esa afirmación: la mayoría de las muertes ocurre entre personas de ingresos medios o bajos.
Por desgracia, desconocemos la realidad actual. Las cifras más actualizadas en el mundo y en Colombia son del 2015, tenemos un retraso en datos y por lo tanto en políticas y los llamados a la prevención terminan en una especie de burla para quienes acuden ante los médicos y estos les niegan un examen oportuno para el tratamiento.
Y cuando se logra el examen comienza el viacrucis para que llegue el tratamiento, para que autoricen los medicamentos, para que hagan los controles.
Por todo esto, en el día contra el cáncer solo hay un llamado: no más indolencia con quienes solo tienen la salud básica y no pueden acudir a centros y tratamientos costosos para salvar sus vidas.
Lucía Bastidas