Los líderes, quienes llevamos en los escenarios públicos la representación de las personas que nos dieron su voto de confianza tenemos la obligación de dar ejemplo: la paz debe ser dialogada, concertada y acordada. En Colombia, estamos apenas construyéndola, tras la firma de los acuerdos de paz.
Pero debemos hacerlo con respeto, no con el espectáculo que vivimos en el concejo durante la discusión de una proposición para decidir si se permitía o no la presencia en el recinto de unas personas para hablar.
No importa el origen que tenga cada uno, si vivieron en cuna de oro o en el campo. Cada uno donde nació y donde ha vivido carga con la mochila de las experiencias que conforman su historia de vida.
Quiero señalar que tolerancia y respeto fue lo que no tuvimos durante tres horas de discusión en la que terminamos negando una proposición que pudo ser concertada por las bancadas y no impuesta como se trató de hacer, y de ahí la discusión.
Debemos Tener un reglamento que contenga las reglas del juego de estos trámites. En esas debe hacerse visible un vocero de cada bancada, que permite la participación y la representación de todos, para que exista el respeto.
Pero si las reglas del juego no se cumplen en las pequeñas cosas que esperamos en lo grande.
El respeto es un derecho. Y si hablamos de esta accion por quienes piensan distinto, hablamos de todas las voces, de todos los matices, de todos los partidos, de sus integrantes individualmente considerados y de la sociedad en general.
Lucía Bastidas
Concejal de Bogotá