Es necesaria la fusión Bogotá región

Las cifras demuestran la validez de esta iniciativa que el alcalde Enrique Peñalosa ha planteado en varios escenarios: Soacha, uno de los municipios más pobres de Cundinamarca, y un vecino pegado a Bogotá tiene 900.000 habitantes, y al ritmo que va será en poco tiempo una de las cuatro ciudades más pobladas del país.

Y sin embargo, a pesar de la población que concentra, su calidad de municipio solo, sin apoyo regional, no le permite pelear recursos nacionales y proyectos estratégicos más acordes con el nivel de habitantes que tiene. Eso es porque en solitario, los municipios logran poco frente al poder nacional.

No se trata de que se fusionen a Bogotá, que es el temor que les asiste a los políticos de las poblaciones y el departamento, que temen perder poder político y electoral, sino que juntos armen una sola fuerza.

Así, municipios como Sopó, Chía, Cajicá y Cota, que concentran las poblaciones con ingresos más altos de Cundinamarca, podrían hacer un solo bloque con Soacha, donde están los ingresos más bajos. Lo que propone el alcalde es un gana-gana, porque los municipios más ricos pueden ganar peso con la población de Soacha y a su vez los soachunos pueden conseguir mejores ingresos, gracias una posible unión.

El tema regional no puede seguir siendo retórico, un asunto de foros y conversatorios, debe pasar a ser una realidad en la que trabajen en equipo la asamblea de Cundinamarca y los concejos de los municipios y de Bogotá. Lo que está en juego es la calidad de vida de la población de los municipios y de la capital, que tienen lazos laborales, empresariales y educativos consolidados.

Ahora que el nuevo censo está revelando que el país tiene menos habitantes de lo que se había proyectado, para la región es importante unir esfuerzos para no perder recursos de las transferencias nacionales, que se basan en un alto porcentaje en la población. Hay que ganar con proyectos estratégicos que beneficien a todos, y eso solo se consigue con unidad.

Hay que tomar consciencia: una gran ciudad puede tener instituciones más sólidas, una mejor capacidad de planificar el territorio y mejores opciones para captar recursos propios que ayuden a desarrollar acciones conjuntas que impacten por igual a toda la región.

Desde esta perspectiva la fusión es un reto que no debemos descartar.