Es urgente recuperar el centro de Bogotá de las mafias
Los bogotanos no podemos tolerar que las mafias arrinconen a los comerciantes y residentes de las zonas del centro que han sido intervenidas por la administración para erradicar a los traficantes de drogas, que además utilizan a los niños y a los jóvenes para sus negocios ilegales.
Y lo digo porque tras la intervención de la calle del Bronx y las 'ollas' de expendio de drogas en el centro de Bogotá en mayo pasado, donde se le dio atención directa a 1.900 habitantes de calle y consumidores de droga y se sacaron del lugar 2.500 personas que vivían del consumo, venta y distribución de drogas, la administración se ha estrellado con la acción sistemática de los mafiosos que presionar para volver a adueñarse de esos territorios recuperados.
No podemos dejar solos a los residentes y comerciantes ni a las autoridades en su empeño de llevar al sector el imperio de la ley y rescatar el centro la ciudad del control de los traficantes de drogas que por décadas han controlado ese territorio, y donde se obtenían ganancias por el delito de las drogas de 1,5 millones de dólares al mes, solamente en este sector.
Las autoridades tienen información que de los antiguos lugartenientes de los mafiosos, llamados 'sayayines', presionan a los habitantes de calle o les dan dosis gratis de droga para que se mantengan en el lugar y generen desorden y disturbios, como ocurrió el lunes en la noche, cuando un grupo de habitantes de calle la emprendió contra buses de TransMilenio.
Mi solidaridad con los residentes, comerciantes del sector, los ciudadanos, que son unas 500.000 personas. Es necesario que las autoridades no de su brazo a torcer. A las mafias no se les puede dar tregua ni se les puede permitir que vuelvan a apoderarse de una zona estratégica de la ciudad.
Como concejal de Bogotá respaldo las acciones para recuperar el centro y espero que el trabajo humanitario con los habitantes de calle de resultados. Y, lo que es fundamental, espero que con las acciones de intervención, los 2 millones de personas que a diario utilizan el centro por estudio, negocios o por turismo puedan transitar sin el miedo a ser asaltados o asediados por los negociantes de las drogas.