El cabildante recordó que el agua proveniente del embalse de Chuza, en el nororiente de Bogotá, es más barata para la ciudad que la que es tratada en plantas purificadoras. Pero para conservar este regalo de la naturaleza, es prioritario sentar políticas de conservación del ecosistema, el cual aporta un millón de metros cúbicos de agua para el abastecimiento de más de doce millones de personas, de Bogotá y de poblaciones vecinas.
Los cultivos de papa y la ganadería, entre otras amenazas, están deforestando esta colcha de agua, generando contaminación con la utilización de agroquímicos, y poniendo en peligro a la riqueza de flora y fauna que se asientan en el páramo. “Son más de setenta las especies animales en vía de extinción en este Parque; un parque que cuenta con una fauna exquisita como los osos de anteojos, el puma, el cóndor de los Andes, el venado y la danta del páramo”, recordó el concejal Carrillo.
Las plantas no tienen mejor suerte en Chingaza. Pese a tener frailejones y musgos de pantano, que absorben hasta un 40% de agua mayor a su peso, problemas como los cambios climáticos, la contaminación y la deforestación amenazan contra ella. “Necesitamos debatir sobre las acciones que se han venido realizando para no deteriorar el ecosistema, y los proyectos de
mantenimiento para salvar al corazón hídrico de Bogotá”, enfatizó Roger José Carrillo.
“Si se ejecutaran inversiones para la conservación, preservación y reconversión del PNN Chingaza, contaría con lugares que ayudarían a conservar el parque, resolviendo el conflicto social que significaría sacarlos de sus territorios y, de paso, generando fuentes de empleo y evitando la emigración masiva de campesinos a Bogotá”, terminó diciendo el cabildante Carrillo Campo.
CONCEJAL ROGER JOSÉ CARRILLO CAMPO
PRENSA: Diana Carina Pimentel