Hay que evitar la xenofobia con los venezolanos

Es cierto que algunos venezolanos han sido sorprendidos cometiendo delitos, pero es importante diferenciar a esos pocos inmigrantes del resto de personas que solo busca una oportunidad para escapar de la crisis de su país. A esos que delinquen hay que aplicarles todo el peso de la ley.

La administración distrital ha logrado caracterizar a 6.583 personas procedentes de Venezuela. De ellos, 3.192 en las localidades de Bosa, Kennedy, Fontibón, Engativá y Suba. El 78,7 por ciento trabaja de manera informal. Otros están en el comercio, la manufactura y la construcción. El 65,5 por ciento gana menos de un salario mínimo.

En el registro más reciente que se realizó 43.483 venezolanos se inscribieron en Bogotá, de 442.462 de todo el país para recibir ayudas. Ellos no son los únicos y además muchos han seguido llegando después del registro.

Bogotá ya está ofreciendo brigadas de salud y cupos escolares para los menores de edad, y ha promovido ferias de empleo para tratar de formalizar a quienes buscan quedarse en la capital. La Secretaría Social ha atendido a 1.909 personas en jardines infantiles, acceso a comedores y bonos, y atención en comisarías de familia.

Durante el primer trimestre del 2018, a través de los 19 Centros de Orientación e Información en Salud (COIS) y los Centros Locales de Atención a Víctimas (CLAVS, la Secretaría de Salud atendió a 536 personas migrantes de Venezuela, entre ellas 72 de nacionalidad colombiana, que retornaron al país.

En la red de Cades y SuperCades, la línea de atención y los canales virtuales de servicio a la ciudadanía del Distrito, entre enero y abril se brindó atención a otras 639 personas de origen venezolano, entre ellas 147 gestantes.

Es indudable que son muchos los venezolanos que han llegado a invertir en la ciudad en negocios de servicios, y si bien es grande la informalidad, la mayoría está en Bogotá con la esperanza de conseguir empleo y establecerse con sus familias.

Su masiva presencia en las esquinas, en los buses de servicio público, como vendedores informales de comida o como empleados en peluquerías, restaurantes y tiendas muestra hasta qué punto es masiva la migración y con ella la necesidad de empleo de estas personas.

La situación de Venezuela con su profunda división por la dictadura de Nicolás Maduro mantiene a su población en permanente crisis por falta de empleo, salud y comida. De ahí que cada día sean cientos los que salen en busca de refugio en otros países de América Latina.

Preocupa que estemos entrando en una situación de enfrentamientos con los colombianos, en parte debido a que algunos de los venezolanos han acudido al robo y al asalto para conseguir dinero. En las redes sociales se leen mensajes agresivos, casi amenazantes y que incitan a la exclusión y al rechazo de esta población migrante. Eso es grave, y debe ser atendido con urgencia, pero no puede llevarnos a extremos como la xonofobia.

LUCÍA BASTIDAS

CONCEJAL DE BOGOTÁ