Esta ha sido la medida tradicional al momento de abordar una sanción a un equipo de fútbol, pero ha demostrado que no es una herramienta suficiente para erradicar la violencia de las barras futboleras.
Según reporta el diario El Tiempo, la Comisión Distrital de Seguridad, Comodidad y Convivencia en el fútbol prohibió el ingreso, de manera indefinida, de las barras populares de Millonarios a los escenarios deportivos de Bogotá, esto después de los desmanes ocurridos el pasado domingo a las afueras del estadio El Campín, entre los hinchas capitalinos y los visitantes de Junior de Barranquilla.
De acuerdo al reporte entregado por las autoridades distritales, después de analizar los videos se puede evidenciar que hay enfrentamientos entre barras del equipo bogotano. Todo esto en la tribuna sur. Pero, el problema radica en que todos los hinchas azules pueden resultar afectados por actos de una pequeña parte de la hinchada.
Esta dinámica de sancionar tribunas ha sido la herramienta usada por muchos años, y como podemos ver no ha surtido ningún efecto. La violencia en el fútbol continúa, pero con una variante, que ya no es dentro de los estadios, sino en las afueras del mismo. Allí, las autoridades del Fútbol Colombiano dicen no tener injerencia cuando estos eventos ocurren fuera del escenario deportivo, dejándole la responsabilidad a las autoridades.
Esta debe ser una intervención integral, que abarque a todos los actores y permita hacer efectivo el enrolamiento que se le exigió a los hinchas del país (el cuál no ha sido efectivo a un 100 por ciento, ya que no todos los abonados y asistentes al estadio han podido hacer este procedimiento) para poder individualizar a quienes cometen actos de vandalismo y violencia dentro y fuera de lo estadios. Que portar una camiseta de fútbol, antes, durante y después de un partido se convierta no solo en una representación del amor por un equipo de fútbol, sino en una responsabilidad como hincha del fútbol. Y que al igual que en otros países, vándalo que aparezca en el deporte es sancionado por las autoridades competentes. Para esto, el estadio, sus entornos y el sistema masivo debe contar con cámaras de seguridad de alta definición, pero que cuenten con un respaldo biométrico que permita la identificación de quienes cometen algún tipo de acto vandálico o delito.