La certeza de seguir en el empeño de construir justicia social y justicia ambiental, verdadero nombre y sentido de la paz, la sentimos cercana. No existe argumento pendenciero e intolerante que nos haga retroceder.
El Progresismo, en la Segunda Vuelta, decidió con su voto acompañar la candidatura del Presidente Juan Manuel Santos animado por el interés de contribuir a la consolidación de un enfoque de avanzar en la finalización de la guerra mediante el diálogo y el acuerdo, distinto al modelo del exterminio y de la guerra total. Como se dice con sabiduría: es preferible un acuerdo imperfecto de paz que mil batallas perfectas de guerra. El primer camino es el humanamente deseable. Allí seguimos, sin claudicar, sin retroceder ante las dificultades y las incomprensiones.
Además de apoyar los avances en la agenda de la negociación en La Habana, también hacemos votos para que más temprano que tarde se inaugure el inicio de los diálogos formales con el ELN. Deponer inamovibles impertinentes, armonizar las palabras de paz con gestos de humanidad indicativo de ello, es hoy urgente. Menos palabras y más hechos de paz, es lo que esperamos las ciudadanías que anhelamos los tiempos de la reconciliación, camino en el que el país ha edificado un fuerte legado desde procesos exitosos desde finales de los ochenta e inicios de los noventa. Estamos en los tiempos de la reconciliación y la superación de las heridas y de las barreras que generan exclusiones, sobre todo aquellas fracturas que afectan a los vulnerables y anulan la diferencia.
Así pues, desde mi calidad de Concejal Progresista de Bogotá, más allá de las fórmulas propias de las letras jurídicas, estoy invitando a “calentar motores políticos” en la calle, en la plaza pública para insistir en la edificación de la justicia social y la justicia ambiental con la movilización multitudinaria de las ciudadanías multicolores y diversas.
A la intransigencia que dispara desde las trincheras que en el pretérito reciente eran invocadas por las voces del paramilitarismo sintetizada en la “refundación del Estado”, promovidas desde el ejercicio del control disciplinario desbocado, le respondemos, además de fortalecer la convergencia de las organizaciones sociales y políticas comprometidas con la paz, también desde la ciudadanías movilizadas desde los ánimos y los corazones preparados para el encuentro en el universo de los afectos y la reconciliación. Sí podemos.
HOLLMAN FELIPE MORRIS
Concejal Progresista de Bogotá D.C