Las 5 desafío para una Bogotá caminable

Primera. Los expertos reconocieron los avances de la ciudad que tiene la cultura de la ciclovía dominical, pero el reto es trasladar esa práctica a los días de entre semana. Es decir, que la cultura de usar la bicicleta y caminar que ya está consolidada los domingos, tenga la misma fuerza entre semana.

No es difícil si tenemos en cuenta que la ciudad ya cuenta con 500 kilómetros de ciclorruta y en todos los nuevos proyectos viales y de vivienda de la ciudad es obligatorio construir ciclorrutas.

Segunda. Al conocer el proyecto del alcalde de convertir el río Bogotá en el eje del desarrollo futuro, y un espacio para caminar de la mano con la naturaleza, a través de alamedas, los expertos nos dejaron como mensaje que no tenemos que esperar a que se descontamine, porque si queremos que cambie, hay que acercar a la población a él. Y la lección nos viene de San José de Costa Rica, don con activismo de los ciudadanos fue posible recuperar sus cauces contaminados.

Bogotá tiene la fortaleza de hacer del occidente de Bogotá el mejor espacio para los caminantes, porque ya está comprometida con la descontaminación del río, pues tiene lista la red de túneles por donde se canalizará el agua residual de la ciudad, y también está en marcha el proceso para construir una planta de descontaminación en Canoas.

Tercera. El trabajo en equipo para que los esfuerzos se optimicen y potencialicen es la tercera clave que nos dejó el Walk21 para hacer de Bogotá una ciudad caminable. En esto es importante el trabajo de la administración de mano con líderes de las comunidades, con los comerciantes, con los ambientalistas y con la ciudadanía en general.

Para los expertos que participaron en las deliberaciones de Walk21, las inversiones deben ser una alianza entre el sector público y el privado. Ya tenemos el ejemplo de Lagos de Torca, donde los privados ya aportaron 1,5 billones de pesos para inversión pública en el norte, y ese modelo sirve de ejemplo para el resto de la cuidad. Pero el tema también es de apropiación y consciencia ciudadana para que caminar sea parte de nuestra cultura como ciudad.

Cuarta. Como lo ha sostenido en todos los escenarios el alcalde Enrique Peñalosa, la calle es donde los ricos y los pobres se encuentran de igual a igual. Esa lección también la dejó Walk 21. Y aquí Bogotá ya está dando ejemplo con sus ciclorrutas y sus andenes, que van a mejorar en el futuro, pues la anchura mínima es de 12 metros. El reto de la ciudad es garantizar seguridad, porque ya tenemos una red que debe ser mejorada, pero ya garantiza que más de 3,4 millones de viajes al día se hagan caminando.

Quinta. Bogotá debe aprovechar el potencial cultural y de servicios que tiene para ofrecerles a los ciudadanos actividades artísticas y opciones que los motiven a caminar. Aquí la alianza debe ser con el comercio formal y con los grupos culturales.