El agresor la atacó a traición, aprovechando una cita de la joven con su suegra que le había pedido que le permitiera ver al nieto. Ella confiada acudió a la cita en el CAI La Marichuela, y una vez la señora se hubo marchado, el agresor salió de entre las sombras, porque se había escondido y la atacó, el 6 de junio.
Hizo lo mismo con un acompañante de la joven y con personas que intentaron defenderla de la agresión, y hasta con el policía que llegó al lugar e intentó parar al agresor, que no dudó en usar su arma contra el uniformado, y luego salió corriendo y en ese intento de fuga murió a manos de la Policía.
Impunidad e indolencia de la justicia tiene a Leidy conectada a máquinas que la mantienen con vida y con pocas esperanzas de recuperación, porque ella acudió en 17 oportunidades a las autoridades en busca de ayuda, entre ellas dos en que Medicina Legal le dio incapacidad por las agresiones.
No la escucharon. No funcionó la ruta de atención de la mujer. Sus denuncias solo sirvieron para engrosar un expediente en la Fiscalía. El agresor actúo a sus anchas, y su familia nos cuenta que hay todo tipo de evidencias de las constantes amenazas y el acoso al que el maltratador sometió a Leidy.
Ya estaban separados, ella intentó huir del maltrato, intentó salvar su vida. De hecho, gravemente herida, cuando inicialmente fue llevada al hospital de Meissen sin signos vitales estuvo 15 minutos en reanimación y logró volver.
Ahora está en el hospital El Tunal porque las heridas que le causó su agresor podrían dejarla parapléjica o cuadripléjica, si logra salvarse. Las lesiones muestran daños graves en los nervios, en los tejidos. Lleva nueve días con ventilación mecánica.
Qué hacemos con estas exparejas agresivas que constantemente están persiguiendo a sus exnovias o exesposas. Que se niegan a dejar de maltratar. ¿Por qué en el caso de Laidy no fueron suficientes 17 denuncias para que las autoridades actuaran? ¿Qué estaban esperando para llevarlo a la justicia?
Si se hubiera actuado con diligencia, este hombre agresor podría estar en la cárcel pagando por sus acciones y no muerto a manos de la Policía por intentar huir de la escena en que dejó prácticamente muerta a Leidy. Si se hubiese actuado como corresponde, Leidy estaría cuidando a su hijo de 4 años y no luchando por su vida, conectada a todo tipo de máquinas.
Concejal