Lo bueno, lo malo y lo feo del avance del Plan de Desarrollo de Peñalosa

El siguiente análisis se encuentra soportado en el informe de rendición de cuentas presentado por la Alcaldía Mayor y en los cortes del Sistema de Seguimiento a la Planeación -SEGPLAN-

A pocos meses de finalizar esta administración, el plan de Desarrollo Bogotá Mejor para Todos tiene un avance acumulado de 53% en las metas y compromisos adquiridos inicialmente. Son varias, e importantes, las líneas que presentan retrasos; sin embargo, esto en todos los casos no es una mala noticia.

De los ejes y pilares que conforman la estructura central del Plan, el denominado Nuevo Ordenamiento Territorial es el que registra mayor avance con 87%. Aquí se encuentran los proyectos relacionados con la elaboración del Plan de Ordenamiento Territorial POT, con la recolección de información para la planeación urbana[1] y con viabilizar suelo para equipamientos y vivienda.

Por otro lado, el menor avance se encuentra en el eje Democracia Urbana con 35,3%. Están aquí una buena parte de proyectos para desarrollo de infraestructura vital para la ciudad. Por ejemplo: construir 57 km de troncal, con 0% de avance; conservar 100 km de ciclorrutas, con 30,1%; construcción de redes de acueducto sanitario, con un 28,9%; construcción de equipamientos para la atención social y para la seguridad -como los 13 jardines infantiles prometidos en el Plan- con tan solo un 25,1%; y la nueva sede de la Policía Metropolitana, con 36,1%. Todas estas metas tienen un avance acumulado inferior al 40%.

Por otro lado, debo decir que, al oponerme a varios de los proyectos del Plan de Desarrollo de esta Administración, me parece afortunado que haya metas que no avancen como lo esperaba esta Alcaldía.

El primer ejemplo es el Sendero Cortafuegos. Un proyecto en cabeza de la Secretaría de Ambiente pero que en la estructura del Plan de Desarrollo hace parte del programa de Espacio Público. Su avance total es de 0,09%. Tiene dos metas específicas. Una, que 250.000 ciudadanos recorran este sendero y los Cerros Orientales, 125.000 de ellos como meta para 2019, el cual tiene un avance de 15,8%; y otra, la de adecuar 15 km para este proyecto para lo cual se asignaron recursos en 2019. Espero que sigan sin avanzar estas metas, dado el impacto ambiental que implica intervenir los cerros de esta manera y por su costo desproporcionado, $223 mil millones de pesos, que se tomarán como crédito, para un proyecto innecesario.

El segundo ejemplo de una meta que afortunadamente no ha avanzado, es la de formular, adoptar y ejecutar el Plan Distrital de Silvicultura Urbana, zonas verdes y jardinería con prospectiva de 12 años y adelantar su implementación en un 30%. Su avance respecto a los compromisos del plan es de 20,4% y está a cargo de la Secretaría Distrital de Ambiente y el Jardín Botánico. Si con este escaso nivel de avance ya se han autorizado 34 mil talas y se han ejecutado más de11 mil, ¿cuál sería el nivel de tala indiscriminada que hubiésemos alcanzado si la meta tuviera un mayor desarrollo?

Paso ahora a lo feo del avance del Plan de Desarrollo de Peñalosa. Dado que uno de los principales temas en los que he desarrollado mi labor de control político ha sido el ambiental, el avance de algunas metas me causa no pocas preocupaciones e inquietudes. En general, el eje que abarca estos asuntos es el de Sostenibilidad Ambiental basada en la eficiencia energética. Su avance es el segundo más bajo de todo el Plan, lleva un 49,6%.  La recuperación y manejo de la Estructura Ecológica Principal es un programa con avance acumulado de 37,1%. Dentro de este, hay varias metas con mayor atraso como: monitorear y mantener 400 hectáreas de suelos de protección, con 34,1%; formular y adoptar planes de manejo para el 100% de hectáreas de Parques Ecológicos de Montaña, con 0% de ejecución y realizar para la declaratoria de nuevas hectáreas como áreas protegidas de ecosistemas de páramo, también con 0% de cumplimiento.

Otros temas ambientales que no avanzan a buen ritmo en esta Alcaldía son el cumplimiento de la Sentencia del Consejo de Estado para implementar acciones del Plan de Manejo de la franja de adecuación y la reserva forestal protectora de los Cerros, que sólo registra 9,7% de cumplimiento. Además, la meta a cargo de la SDA y el Jardín Botánico de plantar 86.000 árboles -46 mil la primera entidad y 40 mil la segunda- reporta un avance acumulado de solo el 24,5%. Se han plantado, según el reporte presentado, 156 árboles por parte de la Secretaría y 20.975 por parte del Jardín Botánico. Muy poco frente a la meta y el ritmo de talas que se adelanta en varias zonas de Bogotá.

En general, para la Secretaría Distrital de Ambiente cabe anotar que las metas relacionadas con diagnósticos, conceptos técnicos y formulación de planes suelen mostrar un buen nivel de avance. Sin embargo, la implementación concreta de acciones no muestra ese mismo comportamiento. Es el caso de la meta: hectáreas con aplicación del protocolo de restauración ecológica, que registra un avance acumulado de sólo 26,7%.

En otros sectores hay metas que preocupan por el poco avance que presentan, a pesar de su importancia. Es el caso de las que hacen parte del programa de Familias protegidas y adaptadas al cambio climático cuyo objetivo es disminuir el riesgo de pérdidas de vidas asociadas a eventos de origen natural o social. Así, se encuentra que hay un avance de cero en incentivar y promover el cumplimiento de la norma de sismo resistencia y en formular una política de reasentamiento. Al tiempo, la meta de reasentar a 4.286 familias localizadas en zona de alto riesgo no mitigable, debería ser prioritaria dadas todas las vidas que se encuentran en riesgo. Pero tan solo se ha logrado en un 46,7%.

Finalmente, llamo la atención sobre metas con bajo avance en el sector Mujer. Es el caso de la meta de capacitar en temas de mujer y género a 5 mil servidores públicos profesionales en derecho, la cual sólo registra un 4,18% de avance; o realizar 35 mil orientaciones y asesorías jurídicas a mujeres víctimas de violencia en Casas de Igualdad de Oportunidades u otros espacios institucionales, que lleva un 37,1%.

Para el caso del acceso con calidad a la educación superior, que es un programa del Plan que sólo registra 36,4% de avance, hay metas muy comprometidas. Como promover 35 mil cupos para acceso a educación superior que sólo cuenta con un 39,6% de adelanto o crear el subsistema de educación superior con enfoque de avance en la innovación, la ciencia y la tecnología con 37,5% acumulado.

Todas estas cifras demuestran, en efecto, problemas en la ejecución del Plan de Desarrollo de Peñalosa y adelantan cuáles serán las promesas que el Alcalde tendrá dificultades para cumplir al final de su mandato, algunas por falta de interés como lo que ocurre con lo ambiental. Pero al tiempo, abren el debate sobre un fenómeno estructural de Bogotá, que no sólo ha afectado a esta Administración si no a varias que la antecedieron. Lo he dicho en varias ocasiones: la estructura institucional de la ciudad es una hormiga que carga un elefante. No ha evolucionado de acuerdo a los enormes desafíos que implica una ciudad como Bogotá, que requiere avanzar en temas como la jornada única y la movilidad sostenible. Y la hormiga encargada de arrastrar semejante carga en este cuatrienio, al parecer, se ha quedado paralizada ante el reto.

Adenda: Hace prácticamente un año, a principios de marzo de 2018, advertí que la Administración Peñalosa planeaba extender la licencia ambiental y alargar la vida del relleno Doña Juana. El pasado 28 de enero, en sesión Plenaria del Concejo, el Alcalde confirmó mi pronóstico. Y atención, porque la segunda parte del mismo afirmaba: “la estrategia de financiación sería trasladar los costos al ciudadano vía tarifas. Es decir, que además de asumir las consecuencias de un esquema de aseo que, hasta ahora, se ha mostrado ineficiente y de alto impacto negativo ambiental y social, los ciudadanos también tendrán que pagar más dinero”.

Jefe de prensa:
Angela Pinzón
311865528


[1] Que tiene algunas metas con nivel limitado de avance. Pese a que la Secretaría de Planeación asegura que el proceso de modificación del POT ha surtido un 93% de los trámites de ley 388/1997, carece de los estudios y estadísticas para la presentación formal de sus propuestas: a la fecha tan solo ha ejecutado el 42% del presupuesto asignado y los estudios de soporte se hallan por debajo del 50% de ejecución.

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