Es sin duda un logro que tiene que ver con el futuro de la ciudad y que impacta de manera significativa a las familias. Para destacar el hecho de que la mortalidad por desnutrición aguda se redujo a cero episodios. La mortalidad materna disminuyó en 40 por ciento.
Es destacable el hecho de que el embarazo adolescente se redujo en 52 por ciento: los niños nacidos vivos de niñas entre 10 y 14 años pasó de 584 a 274. En el caso de adolescentes de 15 a 19 años, la reducción de embarazos fue del 49 por ciento pues se pasó de 20.837 a 10.675 casos.
Este avance de la política social del actual gobierno está destacado en el diagnóstico que el programa Bogotá Cómo Vamos y la Fundación Éxito realizaron sobre el estado de la niñez y los retos que le esperan a la ciudad en el nuevo gobierno. Sin duda alguna, mantener a la baja estas cifras es un desafío que debe priorizarse.
Es importante señalar que aunque hay un reto para atacar el tema de la desnutrición en la primera infancia, del 2008 al 2018 se evidenció una reducción de 3,3 puntos en la desnutrición crónica que pasó de 20,9 a 17,6 por ciento.
Son cifras muy positivas para la ciudad si se tiene en cuenta que dependen de políticas a largo plazo, que no son resultados que se logren de la noche a la mañana, pero que bajar esos indicadores fortalece el potencial de los niños para tener una infancia feliz y un desarrollo positivo para su futuro.
Hay temas que preocupan y a los cuales hay que ponerles atención, especialmente si tenemos en cuenta que el 82,2 por ciento de los hogares con niños en primera infancia están en situación de pobreza monetaria: la desnutrición crónica que pasó de 2.740 a 29.965 casos entre el 2016 y el 2018. Hay que ponerles atención a las localidades de Ciudad Bolívar, Usme, Santa Fe, San Cristóbal y Rafael Uribe Uribe.
Hay que ponerle atención a la tendencia del bajo peso al nacer, que sin duda está atado a la pobreza, y que pasó de 12,1 a 13,5 por ciento entre el 2015 y el 2018. Estas son tendencias que solo se pueden medir a largo plazo y sin duda alguna hay que revisar los indicadores y compararlos con las condiciones de pobreza para focalizar los programas en los hogares y localidades más vulnerables.
Los logros del alcalde Enrique Peñalosa al bajar dramáticamente el embarazo adolescente repercutirán en el mediano y largo plazo porque las mujeres que atendieron el llamado a no embarazarse ya no ingresarán en el círculo de la pobreza que pasa de generación en generación, pero para que sea sostenible hay que mantener las políticas públicas que motiven a las mujeres a construir un proyecto de vida y que tener hijos sea una opción cuando tengan las condiciones adecuadas.
Concejal