De igual manera, la inversión que se ha hecho, habla mas de robustes institucional y no, de tocar las estructuras mismas de la distorción mental de quienes desde su capacidad y adultez, promueven y patrocinan tales prácticas. O de quienes en su condición de abusados, no se alcanzan a reconocen como víctimas.
Peor aún, se puede decir, que la explotacion sexual y comercial de niñas, niños y adolescentes, ESSCNNA, se ha naturalizado en el entorno, demostrando con tal situación la degradación humana.
“Según la ONU, Colombia es un país de origen, tránsito y destino de trata de personas, principalmente en las modalidades de explotación sexual, trabajo forzado y matrimonio servil. Existe un subregistro de datos, entre otras razones, porque existen dificultades en su identificación. En 2018, la Fiscalía General de la Nación inició 271 procesos por el delito de trata de personas y, entre enero y abril de 2019, se registraron 74 presuntos casos”.
De otro lado, ésta situación pareciera estár enmcarcada por verdades a medias, pues por más esfuerzos que parecieran hacerse, la realidad dentro de los núcleos familiares ahoga la realidad, sobre todo cuando hablamos de estratos socio económicos en situación de vulnerabilidad.
En la capital, al finalizar el 2019, aproximadamente el 8.8% de la población total corresponde a las edades entre 0 a 19 años, según proyecciones de la Secretaria de Planeación Distrital (SPD) y el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE). La mayor concentración de esa población se encuentra en las localidades de Suba y Kenedy y la menor en la candelaria y Usme.
Se observa la tendencia a la baja en el porcentaje de participación del grupo de edades entre los 0 y 17 años y que es igual tendencia a nivel nacional en la tasa de natalidad y de embarazos atendidos por el sistema de salud de Bogotá que pasó de 87.098 en el 2018 a 84.486 en el 2019.
A pesar que este sector de la población, entre 0 a 17 años, corresponde al 8.3% de los ciudadanos, no es menos importante la atención que se le preste, dada su situación de indefensión con amplias necesidades insatisfechas en un entorno de violencia constante y de aislamiento, aún más fuerte en estos días a cuenta de la cuarentena obligatoria por el COVID-19.
Durante el Congreso Mundial contra la Explotación Sexual en 1996, se determinó que la Explotación Sexual Comercial de las Niñas, Niños y Adolescentes, es una violación fundamental de los derechos del niñez, y que conlleva a afectar el derecho a la educación, a la libertad de expresión y a la protección.
Regresando a nuestro entorno, son 2.189.663 niños, niñas y adolescentes bogotanos en los cuales la administración debe poner sus ojos. IDIPRON, el ICBF y la Policía de Menores si bien, son institucionalmente los principales aliados en la lucha contra explotación Sexual, Comercial de Niñas, Niños y Adolescentes, hay entre este segmento poblacional una gran desconfianza, lo que se suma a dejar a Bogotá en el deshonroso primer lugar, con un 20% del total de casos a nivel nacional en el 2019, según el ICBF.
Un gran inconveniente para que las cifras sean en realidad exactas, es la dificultad que se registra por la falta de denuncias, pues muchos casos se presentan en barrios en situación de marginalidad en donde los menores no tienen conocimiento para exponer a las autoridades la situación que viven.
De otro lado, la Secretaria de Integración social y el Instituto de Turismo del Distrito, registró en el 2019 un incremento del ESCNNA con respecto al 2018, lo que puede traducirse, en falta de difusión adecuada por parte del Distrito de tal forma que niños y adolescentes sepan a dónde acudir cuando son víctimas del ESCNNA.
El Concejal Yefer Vega, llamó la atención al Distrito, concretamente a la Secretaria de Integración Social, sobre la ausencia en el Proyecto del Plan de Desarrollo de un horizonte claro, en vía de reducir el ESCNNA en Bogotá. Y si bien, el Instituto Distrital para la Protección de la Niñez y la Juventud, IDIPRON trabajan en este sentido, su presupuesto resulta estrecho.
Cree el concejal Yefer que hay que trabajar de manera articulada con lo establecido en el Acuerdo 738 de 2019 de su autoría, donde se solicita la implementación de planes para la ruta de prevención y erradicación de la Explotación Sexual Comercial de Niños, Niñas y Adolescentes (ESCNNA) en las instituciones educativas del Distrito Capital.
El llamado es a entender que la solución debe estar estrechamente ligada a un programa de reconexión con el entorno social. La problemática nace de un sistema fragmentado de dominación, poder, uso y abuso, en donde el medio es un cuerpo y una práctica que le permite poseer.
