Mensaje de conmemoración del día de la mujer presentado el día de hoy en el Concejo de Bogotá por la Concejal María Victoria Vargas

Foro por el cual se analiza la situación social, laboral y económica de la Mujer en el Distrito Capital.

Bogotá D.C. 8 de marzo de 2016

 

 

 

Honorables Concejales

ROBERTO HINESTROSA REY –

Presidente

ALVARO JOSÉ ARGOTE MUÑOZ –

Primer Vicepresidente

DAVID BALLEN HERNANDEZ-

Segundo Vicepresidente

Mesa Directiva Concejo de Bogotá

Estimados Colegas

Apreciados Invitados Especiales

Señoras y Señores

 

 

Hoy conmemoramos el 41 aniversario de la declaración, en 1975, por parte de la Asamblea General de las Naciones Unidas, del 8 de marzo como día internacional de la mujer y 39 desde que esta fecha se proclamó como día internacional de los derechos de la mujer y la paz internacional.

 

El Concejo de Bogotá no podía dejar pasar esta conmemoración sin hacer una reflexión sobre la situación de las mujeres y el papel que nos corresponde desempeñar en la construcción de una sociedad que avance en la realización, con equidad de género, de los postulados de nuestra Carta Política en materia de derechos individuales y colectivos.

 

Es largo el camino que las mujeres hemos tenido que recorrer y que cada día seguimos transitando para hacer realidad el ejercicio de nuestros derechos y participar, en igualdad de condiciones con el hombre, en la vida política, económica, social y cultural de nuestros países, buscando superar los obstáculos que se han ido oponiendo a la igualdad jurídica y mucho más aún a la real igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres.

 

De acuerdo con ONU Mujeres “Las desigualdades entre los géneros están muy arraigadas en las sociedades. Las mujeres no tienen acceso a un trabajo decente y se enfrentan a la segregación ocupacional y a las diferencias en los salarios por su sexo. A veces también se les niega el acceso a la educación básica y a los servicios de salud. Las mujeres de todas las regiones del mundo son víctimas de violencia y de discriminación y están mal representadas en los procesos de la toma de decisiones.[1] 

 

No cabe duda, que uno de los mayores obstáculos al desarrollo y al pleno ejercicio de los derechos de las mujeres es la violencia de género que se ejerce  y manifiesta de las más variadas maneras y en los más diversos escenarios. Así lo han reconocido las Naciones Unidas cuando, en la “Declaración sobre la eliminación de la violencia contra la mujer” de 20 de diciembre de 1993, señalan que “la violencia contra la mujer constituye un obstáculo no sólo para el logro de la igualdad, el desarrollo y la paz” sino que “la violencia contra la mujer constituye una violación de los derechos humanos y las libertades fundamentales e impide total o parcialmente a la mujer gozar de dichos derechos y libertades”. Igualmente han comprobado los miembros de las Naciones Unidas,  que “algunos grupos de mujeres, como por ejemplo las mujeres pertenecientes a minorías, las mujeres indígenas, las refugiadas, las mujeres migrantes, las mujeres que habitan en comunidades rurales o remotas, las mujeres indigentes, las mujeres recluidas en instituciones o detenidas, las niñas, las mujeres en [situación de] discapacidad, las ancianas y las mujeres en situaciones de conflicto armado son particularmente vulnerables a la violencia.”

 

Es por ello, que muchísimas mujeres estamos comprometidas con la búsqueda de la paz en Colombia y apoyamos los esfuerzos que realiza el Gobierno nacional para llegar, mediante la negociación, a un acuerdo que le ponga fin al degradado conflicto armado, que por décadas hemos padecido, por que si bien éste no es la única causa de la violencia contra las mujeres, si ha sido fuente importante e indudable de violación de sus derechos fundamentales al punto que las mujeres constituyen casi la mitad del total de víctimas de esta guerra sin sentido.

 

Por lo tanto, ponerle fin al conflicto armado es eliminar una muy importante fuente y causa de violencia contra las mujeres y las niñas, que permitirá concentrar energías para combatir otras formas graves de violencia que nos afectan.

 

Como lo ha afirmado Liliana Silva Miguez, abogada de la Casa de la Mujer,  “No toda la violencia contra las mujeres en el conflicto armado se refiere a violencia sexual. También se ve mucho la explotación doméstica y la explotación laboral, el despojo de sus tierras, las sanciones por la forma de vestir y por la forma de relacionarse con los demás, entre otras”.

 

En virtud del acuerdo al que arriben el Gobierno Nacional y las FARC  y ojalá también con el ELN, las mujeres deberán ser reparadas con perspectiva de género, de manera adecuada e integral y adopta[ndo] enfoques diferenciales que se ajusten a las necesidades de cada uno de los grupos de mujeres que ha sufrido intensamente a causa del conflicto,”[2] 

 

La reparación integral de las mujeres víctimas del conflicto armado deberá abrir el camino para que se  conviertan en constructoras de una sociedad más justa e incluyente que reconozca y respete sus derechos.

 

Según lo ha señalado ONU mujeres  “La construcción de la paz supera la agenda de terminación del conflicto y de garantías para las víctimas, y por tanto debe atender los asuntos estructurales de la desigualdad en el desarrollo y la necesidad de fortalecimiento de las mujeres como protagonistas de la paz, la democracia y el desarrollo, atendiendo así, no solo la restitución de sus derechos en tanto víctimas, sino la reparación transformadora de su rol y dignidad en la sociedad, de tal forma que todo esto aporte a la construcción de una paz estable y sostenible que permita no solo restituir los derechos de quienes han sido víctimas, sino contribuir a transformar estructuralmente las dinámicas de exclusión y patriarcalismo permitiendo que las mujeres se constituyan en beneficiarias y protagonistas del desarrollo y la construcción de la paz, la democracia y la seguridad.[3]

 

El postconflicto debe convertirse entonces en una oportunidad para avanzar en la ruta de empoderamiento de las mujeres, para convertirnos en protagonistas del destino de nuestro país y para hacer efectivos los derechos que nos reconocen la Constitución y los instrumentos internacionales de los que Colombia es Estado parte.

 

Cordialmente.

 

 

 

MARIA VICTORIA VARGAS SILVA

Concejal de Bogotá.

 



[1] Ver más en: http://colombia.unwomen.org/es/sobre-onu-mujeres/acerca-de-onu-mujeres#sthash.iyUWrwnQ.dpuf Consultado el 6 de marzo de 2016,  8:00 p.m.

 

[2] María Camila Moreno, directora del programa del ICTJ en Colombia. en: https://www.ictj.org/es/news/mujeres-colombianas-afectadas-conflicto-armado-agentes-cambio. Consultado el 6 de marzo de 2016 8:20 p. m.

[3] Ver más en: http://colombia.unwomen.org/es/como-trabajamos/paz-y-seguridad#sthash.48c1qfnu.dpuf Consultado el 6 de marzo de 2016 9:00 p.m.

 

 

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