O compartimos el carro o nos resignamos a la inmovilidad vial

¿Por qué compartir el carro? Porque en Bogotá, la velocidad cada día es más exasperante. Del 2005 a la fecha hemos pasado de 32,29 a 27,05 kilómetros por hora. Ha bajado la velocidad a la cual nos movemos.

Y los bogotanos lo expresan en las encuestas de percepción. Según la Secretaría de Movilidad, el tiempo de viaje pasó de 47,9 a 62,5 minutos entre el 2003 y el 2014. Más tiempo de viaje, menos calidad de vida.

Y la razón en el fondo es que la ciudad se sigue llenando de todo tipo de carros que saturan las vías. En cifras globales, pasamos de 1'057.390 a 2'017.779 vehículos particulares entre el 2008 y el 2015. Casi el doble en siete años.

Es por esa razón que junto con los concejales Juan Felipe Grillo Carrasco, Ángela Sofía Garzón Caicedo, María Clara Name, Nelly Patricia Mosquera y Nelson Cubides presentamos un proyecto de acuerdo para que la política de compartir el carro sea institucional.

 

De ahí que no tengamos alternativa: o compartimos el carro o la ciudad colapsa. La propuesta es generar una política para que dos o más personas compartan voluntariamente el carro a la hora de movilizarse e incluso compartan los costos asociados.

 

Sabemos que se han hecho seis intentos de conseguir la aprobación de un proyecto de acuerdo en este sentido que se han archivado. Decidimos insistir porque la inmovilidad en la ciudad no da espera. Es un tema que no se puede dejar al azar, hay que promoverlo y darle herramientas a la administración para regularlo.

Con el proyecto de acuerdo buscamos que se establezca una movilidad sostenible, a través de una política institucional que fomente el uso compartido de vehículos y que la Secretaría de Movilidad tenga la posibilidad de generar una racionalización en el uso del carro particular. Nuestra idea es que la entidad tenga seis meses, después de aprobado el acuerdo, para reglamentar el carro compartido en la ciudad.

 

El proyecto es compatible con el Plan de Desarrollo 'Bogotá mejor para todos' que incluye entre sus políticas y programas los temas relacionados con el mejoramiento de la movilidad de la ciudad y esto se puede lograr con la utilización de tecnologías de la información que permitan desarrollar una movilidad inteligente.

En Bogotá se hacen alrededor de 12'755.826 viajes promedio al día, de los cuales 2'423'606 (19%) son en carro particular y 5'667'679 (46 %) en transporte público y masivo. Hay otras modalidades como la bicicleta o los viajes a pie, pero estos dos son los modos más masivos de movilidad en la ciudad.

 

Quiere decir que mientras 5'667'679 de personas comparten en el día alrededor de 13.000 buses de servicio público que hay en la ciudad, 2'423.606 van solas en su carro, ocupando más espacio que la mayoría de la gente.

Estas cifras deberían ser más que suficientes para entender y aceptar que compartir el carro es una necesidad vital para Bogotá.

 

Hay que señalar que el ejercicio del carro compartido no implica que los ciudadanos suban a su vehículo personas desconocidas o que les generen desconfianza. Precisamente una de las recomendaciones principales es que este tipo de ensayo pedagógico se haga en el trabajo, el colegio o la universidad, con personas que conocemos.

 

Lo importante es recordar que el carro compartido tiene efecto si transportamos a personas que están cerca de nosotros. Así se logra que en lugar de tener tres o cuatro carros rodando desde un barrio o zona determinada, las personas que van en la misma ruta y tienen destinos cercanos en el recorrido puedan usar solo un vehículo, y compartir los gastos que genera esa movilización.

Esta actividad no solo ayuda a descongestionar las vías, a mejorar la movilidad, a reducir la contaminación, sino que puede contribuir a un mejor comportamiento ciudadano. Compartir el carro implica acuerdos como pactar hora y lugar de encuentro, ser puntuales y acordar entre todos los ocupantes que el carro tenga su documentación al día. Y claro, el compromiso de respetar las normas, pues en colectivo se tiene el control social de los ocupantes del carro.

 

La intención que tenemos como concejales es que los carros particulares no circulen con solo el conductor, sino que se logre su ocupación total para que menos vehículos tengan que ser utilizados en las vías. La idea es que les ahorremos costos a la movilidad de la ciudad y a la de los ciudadanos.

En Bogotá se han realizado recientemente tres ensayos para compartir el carro, alentados desde el sector privado a través del programa Planes de Movilidad Sostenible. Queremos que sea una política pública, diseñada y reglamentada desde la Secretaría de Movilidad.

Esta es una estrategia de corresponsabilidad y solidaridad entre los ciudadanos.

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