Palomas un problema de Salud Pública

Preocupante resulta el informe que acaba de entregar el Instituto de Protección y Bienestar Animal según el cual el 40 por ciento de las palomas que proliferan en la Plaza de Bolívar están enfermas, tienen parásitos internos y externos, viruela y otras afectaciones.

Es fundamental que los ciudadanos no se tomen a la ligera esta información y que se abstengan de arrojar alimentos a estos animales porque se está generando una sobrepoblación de palomas enfermas que son un riesgo para la salubridad pública y la salud humana. Y para los mismos animales.

El Instituto estima que de lunes a viernes en la Plaza se pueden ubicar 1.300 palomas en promedio y en un fin de semana el número puede superar las 3.400. Y si son palomas enfermas son un riesgo para los turistas y los visitantes de la plaza.

Lo primero que deben entender los ciudadanos, especialmente aquellos que ejercen la práctica de alimentarlas, con cualquier tipo de comida, es que en lugar de hacer un bien, están agravando un problema para estos animales y para los humanos.

Promover la reproducción de animales enfermos es grave. Por eso es importante apoyar la labor de intervención que realizará la administración con las palomas enfermas y con la misma Plaza de Bolívar donde proliferan basura y desperdicios que atraen a las palomas que buscan alimento.

Como señala un estudio del científico y dicente de la Universidad de la Salle, Gustavo Cuadros Trillos, y en eso está de acuerdo la Administración, “hay que establecer mecanismos de seguimiento, vigilancia y control con el objetivo de minimizar el riesgo de efectos en la salud pública”. Es una manera de salvar a las palomas.

Por eso es oportuna la decisión de la Alcaldía de llevar a la Plaza de Bolívar a profesionales en ciencias sociales, en medicina veterinaria y en biología, para que les expliquen a los turistas y a los ciudadanos los daños que se ocasionan a las palomas cuando se las alimenta.

El mensaje del Instituto de Protección y Bienestar Animal es claro y todos los ciudadanos debemos tenerlo en mente: en la medida en que se les ofrece alimento, atraen a las palomas a la plaza y les afectan sus comportamientos naturales. Se está induciendo a las palomas a renunciar a su comportamiento natural de buscar comida por instinto.

El otro asunto que no podemos olvidar es que los excrementos de las palomas son altamente corrosivos y además el estudio de la Salle pone en evidencia que las palomas hospedan en su plumaje ácaros que contaminan las viviendas, oficinas, empresas y fábricas y pueden ser el origen de alergias como rinitis, asma y dermatitis. Eso sin olvidar que el polvillo de las heces cuando se seca es un contaminante del aire grave para la salud.

La sobrepoblación de palomas, en zonas como el centro, esta generando, además, costos enormes para limpiar monumentos y fachadas afectadas por las palomas.

Tenemos que proteger a estos animales de la depredación urbana y humana. Y hay que entender que para protegerlas es preciso controlar la sobrepoblación, evitarles alimentos que contribuyen a enfermarlas y erradicar hábitos nocivos de los ciudadanos que las sacan de su entorno y hábitos naturales.

Lucía Bastidas

Concejal de Bogotá

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