Todos a defender la primera línea del metro

Es lo que refleja el anuncio de una nueva demanda ante el Consejo de Estado para buscar que se frene la adjudicación de la licitación de la primera línea del Metro, una obra que no debería tener ideología política, pero que la oposición se empeña en frenar a toda costa porque no pueden soportar que un gobierno haya sido capaz de sacar adelante un tema tan complejo que lleva 60 años paralizado.

Tan descabellado resulta que se intente frenar por fallos judiciales un proyecto que es de la ciudad, que apuesta por la movilidad y que ha pasado todas las pruebas administrativas y políticas, que 16 gremios se han pronunciado para pedirle a la ciudad que se una en torno a la obra y para alertar por el daño que se puede causar si se frena el proceso.

Nunca la capital del país había estado tan cerca de lograr que el metro sea una realidad. El hito más grande es la presentación formal de siete consorcios con las firmas internacionales que tienen experiencia en todos los componentes de los metros. Una pluralidad de ofertas que le garantiza a la ciudad que los mejores estarán a cargo de la obra.

Lo que no han logrado con argumentos técnicos lo intentan con maniobras politiqueras. Deben enfrentar la realidad, la Banca Multilateral, y con ello me refiero al Banco Mundial, al Banco Interamericano y a la Banca Europea de inversiones, aprobó 2.700 millones de dólares en créditos porque se encontró frente a un proceso serio y sustentado.

El metro debe salir adelante por encima de cualquier diferencia política. Es hora de estar pensando en cómo hacer la segunda línea y dejar que la primera arranque de una vez por todas para hacer realidad un anhelo que se ha postergado durante más de medio siglo.

El irracionalismo de la oposición no puede pasar por encima de los intereses de toda una ciudad. El metro es de todos los ciudadanos, no tiene apellido ni filiación política.

El metro ha superado alrededor de 35 trámites administrativos de alto nivel que incluyen la garantía de la financiación, la declaratoria de obra estratégica del gobierno nacional, el aval del Ministerio de Hacienda para firmar los créditos y garantizar los desembolsos futuros de los dineros y los documentos Conpes que permitieron revisar uno a uno los documentos que soportan los estudios del metro.

Los bogotanos extrañan un debate serio en torno a esta obra tan compleja, una en la que las discusiones sean técnicas para mejorar la propuesta y no política buscando réditos políticos para los candidatos al Concejo y a la Alcaldía.

Todos por el metro, enfrentando los egos e intereses políticos y defendiendo a la ciudad. Lo único que buscan es frenar el desarrollo de la ciudad, porque jamás la primera línea del metro había avanzado tanto. Así es la oposición bogotana, en contravía de los intereses de la ciudad.

La Primera Línea del metro tendrá una extensión de 23,96 kilómetros y un costo, a precios del 2017, de 13,8 billones de pesos. Contemplada la construcción de 16 estaciones cada 1,4 kilómetros en promedio. En diez de ellas habrá intercambio con TransMilenio.

Esta línea comienza en el Portal Américas, en el suroccidente de Bogotá, y llegará hasta la avenida Caracas con calle 72, en Chapinero, norte de la ciudad.