No son reclamos aislados, es una realidad que cientos de ciudadanos no están en capacidad de pagar el monto al que ha llegado el impuesto predial en la ciudad.
No estamos, ni más faltaba, cuestionando que la ciudad tenga sus avalúos al día, ni mucho menos sugiriendo que se suspendan los procesos del censo inmobiliario que han permitido que la ciudad sea ejemplo del manejo de los avalúos.
Pero, es cierto, como lo evidencian los formularios que han llegado a las casas de los propietarios de Bogotá, que no son pocos los casos en que el valor catastral de sus predios se ha multiplicado por tres y cuatro veces en menos de cinco años por cuenta de la dinámica del mercado inmobiliario.
Y también es cierto que a esas mismas personas sus ingresos no les han subido al mismo ritmo. Muchos son pensionados, a quienes escasamente les aumentan anualmente el valor de la inflación, o personas que heredaron viviendas cuyos impuestos les resultan onerosos.
Resulta indignante para los ciudadanos que la única respuesta que reciban de la administración es que solo les revisan su situación si radican por escrito una solicitud del avalúo, y además les exigen pruebas de que los avalúos no son correctos.
Precisamente, ahí está el punto. La gente no se está quejando de que el avalúo esté mal hecho y que no refleje el mercado inmobiliario como insiste en afirmar la administración. Lo que están reclamando los contribuyentes es que el valor al que el avalúo ha llevado el impuesto predial es impagable para sus bolsillos.
Y encima de que no les alcanza la plata para pagar el impuesto, no es justo que les impongan la obligación de contratar avalúos particulares, que es la prueba que más se necesita para controvertir el avalúo catastral del Distrito, porque eso significa un costo adicional que les aumenta la carga.
Señores de la administración, si tantas personas se están quejando, no es porque el gusto de molestar al Gobierno. Eso debería servir para que las entidades pertinentes, como las secretarías de Hacienda y Planeación, con el apoyo del Departamento de Catastro, estudien a fondo el impacto que los avalúos actualizados están teniendo en los ciudadanos, identifiquen el número de personas afectadas, y tomen medidas urgentes en el manejo de las tarifas que se están aplicando.
Sí, ya sé que van a decir que las tarifas no han subido en diez años, pero no es necesario que hayan subido para que el impuesto se haya disparado. No es lo mismo pagar una tarifa del 7,5 por mil de impuesto para una casa de estrato 4 que hace cinco años estaba valorada en 100 millones de pesos, que hacerlo por esa misma casa, pero valorada hoy en 600 millones de pesos. Las diferencias saltan a la vista: por cada 100 millones de pesos que ha subido el avalúo, a ese propietario se le ha incrementado en 750.000 pesos. Perfectamente el impuesto en ese caso pasó de 750.000 a 4’500.000. Esto para solo citar un ejemplo.
Señores de la administración, si la situación así lo amerita, es urgente que presenten ante el Concejo una propuesta que frene, de una vez por todas, el impacto de los avalúos, porque no es cierto que todas las personas que tienen una propiedad en Bogotá estén en capacidad de pagar tributos tan altos.
Y si para ello se requiere una reforma del Concejo, la administración debe presentarla a la mayor brevedad.
