Los concejales tenemos una gran responsabilidad para lograr que la primera línea del metro, estimada en 12,9 billones de pesos, y las troncales complementarias, por 3,9 billones, para un total de 16,8 billones, sean una realidad en bien de la movilidad y el fortalecimiento del transporte público de la capital.
De esa magnitud es el estudio de las vigencias futuras por 6,08 billones de pesos que nos pide la administración para que Bogotá pueda poner su parte en la cofinanciación de la obra de infraestructura más importante en la historia de la ciudad.
Las fuentes ciertas que propone la Alcaldía para respaldar esas vigencias son los ingresos de sobretasa a la gasolina, de los cuales se utilizará el 50 por ciento para financiar el metro, igual que hicimos hasta este año con TransMilenio. Las troncales que hoy tenemos se financiaron con esos dineros, cuando en su momento se aprobaron vigencias futuras para la construcción.
Las otras fuentes son reservas por 350.000 millones de la ETB y dividendos de la Empresa de Energía, que ya están garantizados, incluso desde la administración pasada, y un aporte de 500.000 millones de recursos ordinarios que se obtendrán del Fondo de Estabilización Tarifaria.
Quiero recordar que es la primera vez en la historia de la ciudad que llegamos al punto de entregar los estudios que respaldan la factibilidad del metro, como lo certificó el Consejo Nacional de Política Económica y Social (Conpes) al declarar este como proyecto estratégico del país. Y no solo eso, también el Confis certificó la disponibilidad de vigencias futuras para garantizar el aporte de la Nación.
Todos los bogotanos están a la expectativa de que aprobemos las vigencias futuras. No es para menos, si tenemos la posibilidad de aportar a mejorar la calidad de la movilidad de la ciudad, especialmente en el sur, donde arranca la primera línea, tenemos que actuar a la altura de las circunstancias.
Como lo dijo el director de Planeación, Luis Fernando Mejía, “es el primer Conpes de metro en la historia del país que hace una declaratoria de importancia estratégica” en 60 años que llevamos de discusión de si hacemos o no el metro.
Es importante que los concejales de todas las bancadas tengamos en cuenta que la seriedad que hoy ha alcanzado el proyecto metro quedó demostrada cuando el Conpes dio por cumplidos diez requisitos técnicos que exigió para garantizar que la obra es viable.
Si queremos leer los estudios, hagámoslo, es nuestra responsabilidad tomar decisiones informadas, pero no sigamos dilatando la posibilidad de que la ciudad complemente su sistema de transporte con una línea de metro alimentada por troncales de TransMilenio que garantizarán la movilización de cerca de un millón de pasajeros.
La Primera Línea del Metro de Bogotá tendrá una longitud de 25,29 kilómetros, será ciento por ciento elevada y se construirá en tres etapas. La etapa uno y dos, totalmente financiada, irá desde el Portal Américas hasta la avenida Caracas, a lo largo de la avenida Villavicencio, avenida Primero de Mayo y calle 1a, por donde girará hacia el norte hasta la calle 72.
Son 25,29 kilómetros (incluido el ramal técnico al patio taller, cerca al Río Bogotá, y un tramo de maniobras de retorno en la calle 72). En estos 25 kilómetros se construirán 15 estaciones, 10 de intercambio con TransMilenio, cada 1,39 kilómetros, en promedio. De la etapa tres quedarán listos los diseños para llegar hasta la calle 127, a lo largo de la autopista Norte.
Es la hora de las decisiones.