Son varias las denuncias que desde el Concejo de Bogotá se han presentado sobre las carencias que tiene la localidad veinte de Bogotá. Es evidente que en Bogotá no se ha dispuesto de un enfoque rural para la planificación del territorio; se generan los mismos mecanismos de denuncia y atención de la criminalidad en Suba, Teusaquillo, Usme o en Sumapaz, como si el territorio fuera homogéneo o el conflicto se viviera de la misma manera.
Desde hace varios años, hemos señalado y demostrado que crear comunicaciones por cuadrantes o por tonos de #, resulta ineficiente en una localidad que ni siquiera cuenta en su totalidad con cobertura de señal de telefonía móvil e internet. La realidad invita a reconocer las particularidades y generar soluciones reales y efectivas frente a problemáticas como la deficiente atención de denuncias, o los largos desplazamientos que tienen que hacer los campesinos para lograr dictámenes de medicina legal o instaurar procesos en la fiscalía.
Los delitos asociados al homicidio, como los que se vieron hoy en donde dos campesinos de la cuenca del Río Sumapaz perdieron la vida en hechos confusos, sumados al alza en las denuncias sobre casos de violencia intrafamiliar, demuestran que no hay un sistema de seguridad que responda a las necesidades de los habitantes de este extenso y complejo territorio. La presencia de los tres corregidores, que no cuentan ni siquiera con conectividad plena para la presentación de denuncias al sistema SI ACTÚA, que no tienen a veces ni impresoras ni papel y mucho menos los implementos, equipos o personal necesario para ejercer las funciones que les corresponde como toma de denuncias, croquis, levantamientos u otros, no garantiza la seguridad de los campesinos ni mucho menos el respeto al debido proceso, pese a la buena voluntad con la que llegan los funcionarios.
Le hacemos un llamado a la Alcaldesa Mayor para que tome acciones contundentes, pero sobre todo para que las medidas que se implementen dejen de ser reactivas a la denuncia y se conviertan en la base de la reestructuración de la política pública de ruralidad. Se debe repensar y replantear la política pública, para que, de la mano del reconocimiento de la identidad cultural de los campesinos, se generen estrategias de atención gubernamental efectiva que garanticen el ejercicio de los derechos de todos los ciudadanos que habitan la localidad con el páramo más grande del mundo.
CONCEJAL DE BOGOTA PARTIDO LIBERAL COLOMBIANO