Según un estudio de consumo de sustancias psicoactivas en Bogotá que se realizó en el año 2016 por la Alcaldía Mayor, la marihuana es la sustancia ilegal que más se consume en la capital colombiana.
El uso de la marihuana se duplicó. En el año 2009, el 2,3% de los ciudadanos afirmaron haber consumido esta sustancia psicoactiva, mientras que, en el 2016, la cifra fue de 4,1%. O sea, al menos, 240.000 personas fumaban marihuana.
En segundo lugar, en las sustancias ilícitas de mayor uso en la ciudad está el consumo de la cocaína, es decir, 250.000 personas la probaron, entre ellos, el 50% eran jóvenes entre las edades de 18 y 24 años.
El bazuco ocupó el tercer puesto con 11.000 personas.
Adicionalmente, según una investigación de la Fundación Ideas para la paz- FIP, publicada en febrero de este año por el periódico El Tiempo, el negocio millonario del narcotráfico, solo en cocaína, marihuana y bazuco de once meses, puede mover alrededor de $45.000 millones de pesos.
La presencia de ollas en áreas residenciales, escolares y parques provoca que estos sitios se vuelvan susceptibles al crimen. Queriendo decir, los puntos de venta de estupefacientes generalmente, traen consigo los homicidios, las lesiones personales, hurtos, entre otros delitos.
Sobre la incautación, se estableció que los lugares de veta del bazuco se concentran en el sur, occidente y centro mientras que la cocaína, se desplaza hacia las localidades del norte de Bogotá.
Estimaciones internacionales sugieren que las autoridades solo incautan el 10% del total de lo que se mueve en ciudades como la localidad.
Como sugerencia, es indispensable diseñar estrategias efectivas para desarticular las bandas criminales de narcotráficos; perseguir a las organizaciones criminales de producción y comercialización de drogas ilícitas; atacar las redes criminales, financieras y grandes estructuras criminales del microtrafico interconectadas entre sí; fortalecer los instrumentos de recolección de información, ya que uno de los primeros obstáculos que encuentran las autoridades en el momento de combatir el consumo y venta interna es la falta de información; abordar de manera integral el consumo de drogas ilícitas por jóvenes y niños, implementando planes de prevención y de intervención que vinculen a estudiantes, instituciones educativas y padres de familia; adelantar programas integrales de prevención del consumo de drogas ilícitas y programas de salud pública y crear mecanismos de atención integral al consumidor de drogas ilícitas que contemple rehabilitación e inclusión social.