Dando cumplimiento a este Acuerdo, en el año 2012, la Secretaría Distrital de Ambiente creó el “programa de racionalización, reutilización y reciclaje de bolsas en el Distrito Capital”, que para el 2015 reportó una reducció del 20,42%. Cabe mencionar que el Acuerdo 389 de 2009, fue una de las iniciativas que dio paso a la expedición de la Resolución 668 de 2016 del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible “por la cual se reglamenta el uso racional de bolsas plásticas y se adoptan otras disposiciones”, donde se establece un Programa de Uso Racional de Bolsas Plásticas “Reembólsale al Planeta” en el territorio nacional. Para el año 2018, según este Ministerio se reportó una reducción del 30% en el consumo de bolsas plásticas en todo el país, siendo Bogotá y Cali, las ciudades que lograron una disminución mucho mayor.
Aunque estas reglamentaciones han mostrado ser eficientes en el logro del objetivo para las que fueron creadas, es decir, la reducción en la utilización de las bolsas plásticas, en Bogotá hacen falta nuevas regulaciones que limiten el uso de plásticos de un solo uso, como botellas y empaques, menaje como platos, cubiertos y vasos, entre otros. Pues no solo se contaminan los recursos hídricos como ríos, quebradas, humedales, mares y océanos, también se afectan ecosistemas terrestres por la presencia de micropartículas de plástico en suelos y sedimentos, produciendo graves consecuencias sobre la fauna.
Entonces, además de establecer nuevas metas para la reducción en la producción y consumo de plásticos, se debe fomentar el reciclaje con modelos de economía circular y mejorar los procesos de disposición final que no sea únicamente en relleno sanitario como se efectúa actualmente en Doña Juana. Además, es importante implementar incentivos para el desarrollo de alternativas al plástico que se deriven en una menor huella ambiental, así como extender la responsabilidad a los productores y no solo a los consumidores como ocurre actualmente.
El impacto que han generado los plásticos a escala planetaria es tan grave que aun desconocemos sus efectos en los ecosistemas y en la salud humana, depende de cada uno de nosotros que esta situación no empeore, es hora de actuar.