Cumplimos 100 días de vivir esta experiencia fascinante y compleja de asumir el Concejo como un laboratorio de discusión, transformación y re significación. Recién posesionado escribí en El Tiempo los anhelos frente a esta labor colectiva: merecemos en nuestra ciudad que la cultura ciudadana y la pedagogía empujen este proyecto compartido que se llama Bogotá, merecemos “Quijotes valientes, que confíen en poder asumir esta ciudad como una acción colectiva, como un proyecto, un relato que podemos narrar a varias voces. El poder es poder para servir, es darle valor a la capacidad de transformación que tiene cada ciudadano, cada ciudadana. Desde el Concejo, desde la calle, desde cada rincón de Bogotá podemos convocar, inspirar y ser una apuesta al servicio de la gente”. Esta ha sido nuestra ruta en estos 100 días y esperamos que siga siéndolo. Presentamos nuestro camino construido en este periodo con la esperanza que cada lector y lectora juzgue la tarea bajo este enfoque y, sobre todo, con lupa crítica haga comentarios de tal manera que se enriquezca este andar en tiempos convulsionados que exigen sacar lo mejor de cada uno y cada una.
Aquí mi rendición de cuentas: