¿Cuáles son sus causas?

En el caso de Colombia, el bajo ingreso de los hogares se constituye en un factor determinante de la mortalidad por causa de la desnutrición, pues se concentra en los hogares más pobres donde hay bajo acceso a agua potable, barreras de acceso a los servicios de salud y necesidades básicas insatisfechas[1].

En situaciones de hambruna y emergencias, la escasez de alimentos es el factor más importante, pero en otros casos son las infecciones repetitivas en la infancia, la diarrea asociada a un ambiente insalubre, prácticas inadecuadas de alimentación y falta de recursos.

Hogares pobres y migrantes: los más afectados

En debate sobre la crisis humanitaria de venezolanos en Bogotá, señalé las preocupantes cifras de pobreza monetaria y multidimensional de esta población. Muchos de estos hogares viven en hacinamiento, no tienen afiliación a salud, no trabajan o tienen empleos informales y muchas veces no pueden consumir las 3 comidas diarias por falta de recursos.

La población de primera infancia migrante venezolana está en una grave condición de inseguridad alimentaria y nutricional por las difíciles condiciones socioeconómicas de sus hogares y también por la falta de acceso a servicios institucionales[2]. Puesto que la mayor parte está en calidad de irregular y no tiene afiliación a salud, pueden haber elevados niveles de subregistro.

Fatales consecuencias

En general, los niños y niñas con desnutrición aguda tienen mayor riesgo de enfermar y morir por causas prevenibles si los episodios son recurrentes o se prolongan en el tiempo. Alrededor del 30% y 50% de niños con desnutrición aguda severa que ingresan a los hospitales fallecen durante el tratamiento; mientras que si el tratamiento es adecuado, puede disminuirse la letalidad a menos del 5%.

De acuerdo al Observatorio Salud Data, el 45% de las muertes en menores de 5 años en Bogotá tienen que ver con la desnutrición. El comportamiento de la mortalidad por desnutrición en este grupo etario venía en descenso desde el 2016 al 2019, pero, en el contexto de la pandemia, se presentaron 2 muertes en el año 2021[3].

Efectividad del tratamiento

En los servicios de salud es indispensable no sólo brindar el tratamiento médico, sino además enseñar a los cuidadores cuáles son los signos de alarma para acudir de inmediato al centro médico y cómo debe ser una adecuada alimentación. La efectividad del tratamiento depende de aplicar unos criterios rigurosos para determinar si los casos pueden ser tratados en su hogar o a nivel intrahospitalario. El manejo debe ser integral como se muestra en la ilustración 1.

Ilustración 1. Componentes del manejo integrado de la desnutrición aguda moderada y severa

A nivel extramural se debe detectar de manera oportuna un posible caso de desnutrición y definir si puede ser tratado en el hogar con seguimiento ambulatorio de una IPS o necesita atención en una IPS de mediana o alta complejidad. La atención ambulatoria se brinda a casos de desnutrición aguda sin complicaciones en IPS de baja complejidad, donde también se presta atención a niños y niñas que hayan egresado del manejo intrahospitalario y estén estabilizados en sus complicaciones, pudiendo seguir la recuperación y manejo en casa.

Un llamado a la coordinación intersectorial

Muchas entidades aseguradoras en el país no conocen la Resolución 2350 de 2020 del Ministerio de Salud, en la que se dictan lineamientos para el adecuado diagnóstico y tratamiento de desnutrición en menores de 5 años. Por consiguiente, no han implementado acciones para fortalecer y capacitar al personal de salud en la prevención y atención de este problema, asegura la Defensoría del Pueblo[4].

La Procuraduría por su parte ha instado a incluir esta problemática en la agenda pública para buscar soluciones y que estas mortalidades no se sigan presentando. Solicita una respuesta institucional urgente y coordinada protegiendo a la población infantil, la más afectada por este flagelo, evitando que siga siendo vulnerable a enfermedades absolutamente prevenibles[5].

Conforme a la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), un día de alimentación saludable cuesta alrededor de 3 dólares por persona. Uno de cada cuatro colombianos no tiene los recursos económicos para cubrir esta dieta. El reto es contar con un sistema agroalimentario que proporcione alimentos ricos en nutrientes a un menor costo y dietas saludables asequibles para todos[6].

H.C. Armando Gutiérrez
Partido Liberal Colombiano