A propósito del día del Río Bogotá: afectaciones a la salud producto de los contaminantes

14/05/2024

La carga contaminante del agua del río Bogotá es ocasionada principalmente por los vertimientos de las agroindustrias y los desechos domésticos, aguas que se descargan sobre el río sin tener ningún tratamiento, afectando las propiedades fisicoquímicas del agua con presencia de metales pesados, microorganismos patógenos, sedimentos y materiales suspendidos que afectan la salud y calidad de vida de las poblaciones que habitan alrededor del río[1].

Estas aguas contaminadas contienen bacterias y virus que pueden ser transmitidos a través de alimentos y causar enfermedades de distinto nivel de gravedad, desde gastroenteritis hasta cuadros graves de diarrea, desnutrición y dermatitis.

En ese sentido, la Organización Mundial de la Salud (OMS) señala que la contaminación del agua cambia su composición de forma que no puede consumirse ni emplearse para actividades como la agricultura. La especialista en agua y saneamiento del Banco Mundial, Yee Batista, indica que en la región de América Latina el 70% del agua residual o servida no se trata, pues es extraída, utilizada y devuelta a los ríos totalmente contaminada. Otros investigadores señalan que en el mundo el 80% de las enfermedades de tipo gastrointestinal, infecciosas, parasitarias y una tercera parte de la mortalidad son ocasionadas por el uso y consumo de agua contaminada.

Un estudio que evaluó el nivel de contaminación en la cuenca alta del río en el municipio de Villapinzón, Cundinamarca, encontró E. Coli en todas las estaciones de muestreo con valores por encima de los niveles saludables, lo que indica contaminación fecal cerca del agua de riego. Esto es preocupante, pues el agua del río se utiliza para regar cultivos de papa y hortalizas. Además, en Colombia la Enfermedad Diarreica Aguda (EDA) es la segunda causa de morbimortalidad en la población menor de 5 años.

De manera que ha faltado supervisión de los organismos estatales, también es clara la hay ausencia de procedimientos de tratamiento y filtración de las aguas residuales, así como una falta de comprensión de los agricultores sobre los riesgos del uso de agua contaminada lo que facilita la propagación de infecciones y enfermedades, debido al uso inadecuado de agua para el riego de alimentos de consumo directo.

En la cuenca media del río los distintos estudios han identificado que el principal problema es la descarga de aguas industriales y residuales domésticas de la sabana de Bogotá a distintos cuerpos de agua que convergen en el río Bogotá. Allí también hay alta presencia de microorganismos y de metales pesados, que favorecen la aparición de enfermedades en la población que tiene contacto con el río de forma directa o indirecta. Uno de los mecanismos directos es por la ingesta de agua contaminada o el contacto con la piel y mucosas ocasionando infecciones en la piel o infecciones sistémicas. De manera indirecta la población se enferma por medio de los alimentos que fueron afectados con microorganismos o metales pesados, puesto que el riego de cultivos se hace con agua contaminada, y por insectos que se reproducen en esas aguas, que pueden ser portadores de enfermedades como fiebre amarilla o paludismo.

Por último, en la cuenca baja la calidad del agua está muy perjudicada por la descarga de aguas residuales de los municipios que no tienen plantas de tratamiento de aguas residuales (PTAR) o debido a que las PTAR existentes no son suficientes para aliviar la carga contaminante. Al comienzo de la cuenca baja, el caudal del río se desvía en gran medida a las plantas de generación de energía restringiendo el agua para otros usos.

En conclusión, es evidente el impacto de las aguas del río Bogotá en la salud pública, pero esto ha sido completamente invisibilizado; es escasa la información que relacione la morbilidad y la exposición a las aguas en la cuenca baja. Bajo las condiciones actuales, el mejor uso que se le puede dar al agua del río en la cuenca baja es para la generación de energía eléctrica; para otros usos es necesario que las autoridades ambientales realicen las obras para el tratamiento de las aguas residuales[2].

Y como recomendación final es clave continuar con las obras para intervenir el río Bogotá para mejorar la salud, y para garantizar más agua a futuro. Además, se necesitan más estudios sobre la calidad del agua y los contaminantes que pueden afectar la salud humana y los ecosistemas en la cuenca baja del río.

 

H.C. Armando Gutiérrez
Partido Liberal Colombiano

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