En Colombia, la Fiscalía investiga actualmente 3.952 denuncias por acoso sexual presentadas entre el año 2019 y 2020, de acuerdo con el más reciente reporte, entre el 1 de enero y el 31 de diciembre de 2019, se conocieron 2.923 quejas, mientras que en el primer semestres de este años se un total de 1.029 casos. En el caso de Bogotá, la alarma es mayor con el informe de la Policía Judicial que indica que se ubica en el primer lugar de denuncias por acoso sexual con 206 casos en 2020, seguida de Cundinamarca con 86, Medellín con 76, Cali con 74 y Atlántico con 60.
Acompañamiento sobre las víctimas
Quienes afrontan un hecho tan doloroso como verse sometidas en un ámbito sexual, a presiones, maltratos, amenazas bajo un panorama de vulnerabilidad e indefensión, requieren de la mayor atención posible mediante la articulación de las entidades encargadas de llegar en su auxilio y brindar protección, acompañamiento psicosocial y oportunidades para seguir adelante, asegurando que no serán revictimizadas.
La ONU Mujeres ha catalogado el acoso sexual como un tipo de violencia que incluye comentarios sexuales sobre la apariencia de una persona, peticiones de favores sexuales, miradas sexualmente sugerentes, acecho, y la exposición de los órganos sexuales de una persona a otra, tocamientos, palmadas o roces contra otra persona de manera sexual.
El acoso en la Universidad: Un panorama desalentador
Una investigación realizada en conjunto por la Universidad Central y la Universidad Nacional de Colombia, revela que al menos el 42% de las estudiantes han sido víctimas de acoso sexual al interior de las instituciones de educación superior. Un 27% de la comunidad académica, entre: profesores, estudiantes y personal administrativo, conoce al menos un caso de acoso sexual dentro de los claustros.
La preocupación surge en torno al pronunciamiento de la Asociación Colombiana de Universidades (Ascún), que afirme que a pesar de los estudios e informes, no se tienen consolidadas cifras totales de número de casos o docentes investigados, que se confunden entre trámites administrativos, corrupción dentro de las mismos canales de denuncia dentro de las universidades y el miedo de los estudiantes a retaliaciones por dar a conocer esa situación.
En la Universidad Distrital, se investiga a un maestro con más de 131 denuncias en su contra, la institución académica decidió darle continuidad a este caso a través de la Personería de Bogotá. Y otro caso, más reciente, se dio en la Universidad Nacional, donde 7 docentes fueron señalados de estas conductas en testimonios recopilados por la Comisión Feminista de Asuntos de Género del departamento de Antropología.
Acoso a la luz pública, debe ser premisa en Bogotá
Hechos que han logrado salir a la opinión pública como el de los profesores Freddy Monroy, en la Universidad Nacional, y el de Adolfo Amézquita, en la Universidad de los Andes, ambos destituidos de sus cargos: el primero en el 2019 y el segundo, a principios de este año, y que intimidaron a sus estudiantes; o, los que tuvieron lugar en las altas Cortes donde empleados de menor rango fueron objeto de acoso por parte de superiores inmediatos, alertan sobre lo que se esconde en un ámbito de constante contacto personal entre las partes, pero también da una pequeña luz de esperanza que indica que la denuncia ayuda a que la problemática sea visible y se produzca mayor acción disciplinaria y penal.
Ejemplo de ello, es que la Personería de Bogotá, tramita más de 250 expedientes contra funcionarios de la Secretaría de Educación, 79 por presuntos casos de abuso, acoso u otros actos sexuales que involucran a servidores de esa entidad en contra de estudiantes. Esto es solo lo que conocemos y se ha denunciado, y las acciones han sido cortas, las preocupaciones de lo que hacemos para cuidar y salvaguardar la vida de estas jóvenes no debe cesar. La falta de protocolos apropiados crea un campo fértil para los casos de acoso y abuso que afectan a las estudiantes mientras el Estado es criticado por su inacción.
Es responsabilidad de todos dejar de mirar a otro lado y responder a la violencia sexual, la justicia debe ser oportuna y atender estos hechos que tanto lastiman la integridad, principalmente de nuestras mujeres. El compromiso debe ser unánime por prevenir principalmente y denunciar, para lograr frenar la comisión de este delito, y la intención de todas las instancias en mitigar el acoso sexual, otro tipo de violencia que se escuda en el temor y la amenaza para subsistir aún en tiempos de pandemia.
Concejal de Bogotá