Empezamos el 2023 y nuevamente le reclamo a la Administración Distrital por denuncias en torno a la falta de gestión, servicios a media marcha, acosos laborales, pagos e irregularidades que siguen ocurriendo en la Secretaría de Integración Social y que terminan afectando a los más vulnerables de la ciudad.
Las denuncias vienen de todos los servicios, y por ende, se afecta gravemente a los ciudadanos más vulnerables; en repetidas ocasiones he alertado lo que está pasando. Hablamos de demoras en pagos a contratistas, acoso laboral, desabastecimiento técnico, bajo recurso para el material de los niños en los jardines infantiles, bajo número de contratistas en los servicios y más.
Son varios los servidores y contratistas que nos han buscado con quejas sobre el desabastecimiento en varios de ellos, mercados intermitentes, que no cumplen con los requerimientos nutricionales planteados para los niños beneficiarios, en donde incluso los profesores y auxiliares deben sacar de su bolsillo para comprar los productos faltantes, cuando hay oportunidad, porque cuando no se tienen, los niños solo comen arroz y grano. Además, la falta de mantenimiento locativo, que ocasiona inundaciones cuando hay lluvias fuertes o que ponen en riesgo la salud e integridad de los menores y de las personas que trabajan en estas instituciones; algunas que ya sufren lesiones por tener que subsanar las emergencias temporales.
¿Dónde quedó la planeación de sus programas? ¿Por qué hay tantas fallas en los servicios? ¿Cómo la secretaría está manejando los casos de acoso laboral? Y más importante aún, ¿Hasta cuándo seguirá avanzando la crisis bajo los ojos expectantes de la Administración Distrital?
Hago un llamado a los organismos de control de la ciudad, Personería, Veeduría y Contraloría a poner la lupa sobre las evidentes irregularidades de la Secretaría en cuestión, a que verifiquen cada queja y las pruebas que las sustentan, para evitar más daños y recuperar la atención oportuna para los ciudadanos. En este momento, solo vemos que la crisis avanza y desde el 2022 no hay cambios, la alcaldesa parece tener la mirada enfocada más en la campaña política, que en los problemas de la ciudad que debe gobernar y le queda muy mal.
CONCEJAL DE BOGOTÁ