La seguridad quedó en segundo plano, con las constantes denuncias de los bogotanos sobre el incremento del crimen en sus localidades que no son atendidas y que tienen mayor recurrencia, las nuevas modalidades de las bandas para cometer delitos a sus anchas y el aumento de las cifras de delitos de alto impacto en la ciudad, queda en evidencia que para la Administración distrital la seguridad no es una prioridad.
Así lo señaló la concejal de Bogotá Lucía Bastidas al referirse al reciente informe revelado por la Secretaría de Seguridad que reporta un considerable aumento de estos delitos en el periodo comprendido entre enero y junio, haciendo el comparativo entre 2020 y 2021. Siendo así que la extorsión pasó de 387 casos a 447; el homicidio de 506 a 553; el hurto a motocicletas de 1.543 a 2.095, las lesiones personales que aumentaron de 7.449 hechos a 10.068, el hurto a celulares de 22.324 a 25.527 y el hurto a personas de 39.917 a un total de 45.623 en estos seis meses tomados como referencia.
“Estos delitos son cometidos a plena luz del día y tienen técnicas y operaciones cada vez más elaboradas y organizadas. Dinámicas que siguen afectando a las comunidades en plena crisis social que enfrentamos no solo por la pandemia sino por cuenta de los efectos y la violencia de las protestas del paro nacional. Bogotá está en mora desde que inició esta administración de generar una estrategia que si responda a la realidad de la ciudad y que mitigue en algo lo que no ha logrado en año y medio de gobierno”, manifestó.
Y agregó: “fenómenos como el hurto a conjuntos en vehículos de alta gama con grandes grupos de hombres armados, la modalidad de hurto a bicicletas en parqueaderos, que recientemente hemos denunciado porque han golpeado a las localidades de Usaquén y Chapinero; así como la presencia de expendedores de drogas que se han apropiado de calles residenciales de sectores como Kennedy, Usme y Suba, y por supuesto las acciones en protección de las mujeres en la ciudad, deben considerarse como prioridad en la agenda que emprenda la nueva dirección de la Secretaría”.
Por último, enfatizó en que los egos políticos deben parar en la Administración y finalmente dejar que quien esté a cargo de la Secretaría de seguridad asuma la estrategia y la coordinación con las entidades pertinentes y de la mano con el gobierno nacional, como no se le permitió hacer a Hugo Acero. “Así es que Aníbal Fernández de Soto llega a enfrentar un gran reto de arrebatar la ciudad de las manos de la delincuencia, donde persiste un alto índice de percepción de inseguridad superior al 75%, pero que con los datos revelados se comprueba que no solo se trata de lo que perciben los ciudadanos sino de lo que viven a diario”.