Bogotá necesita garantías en retorno de niños y niñas a los colegios

Celebro la decisión de la administración distrital de darle paso a la alternancia a las clases escolares  de los estudiantes matriculados en los 2.232 colegios de Bogotá, de los cuales 386 son de carácter público y 1.846 son privados.

Una medida necesaria frente la dificultad que presentaron muchas familias de las niñas, niños y jóvenes para acceder a conectividad, porque en sus hogares, ubicados en los estratos 1,2 y 3, no hay tal, o cuentan con un solo computador, para dos o tres hijos que reciben sus clases en una misma jornada y otras sin siquiera un dispositivo; y adicionalmente por los efectos que han padecido en su salud mental con el encierro.

Y es que además de la tardanza en los modelos de gradualidad de la administración distrital, resultaban  injustos y mezquinos los argumentos que expuso el sindicato de FECODE cada vez que se mencionaba la posibilidad del retorno de los estudiantes de primaria y bachillerato con un modelo de alternancia, porque no solo se trata de las posibilidades que tiene un niño para acceder a la educación a través de la virtualidad. También es un riesgo para la salud mental y en algunos casos para la salud física.

La brecha en educación virtual sin conectividad y sin dispositivos

La más reciente encuesta de ProBogotá, reveló que el 27% de los entrevistados aseguró tener dificultades en su hogar para estudiar a través de la red.  El estudio señala que el 70% de los estudiantes  de los estratos 1 y 2 en Bogotá, aunque cuentan con un computador, hay casas donde los menores de edad  reciben sus clases en una misma jornada. Fue en este escenario donde los padres de familia tuvieron que ingeniárselas para que sus hijos recibieran sus materias a través de un celular, que en ocasiones estaba en plan prepago o  con fotocopias de guías, lo que abrió otro tipo de brechas, porque no siempre los papás pueden explicar o tienen el tiempo suficiente para sentarse con ellos y realizar las actividades.

Esto también sucede en el estrato 3 en donde existen hogares con pobreza oculta, mientras que en los estratos 5 y 6, según la encuesta, el 100% de los estudiantes cuentan un computador o una tableta en sus casas y de estos el 78% aseguraron que contaban con un equipos para uso exclusivo, lo que abre aún más la brecha en la educación escolar en la capital. ProBogotá reveló además que el 12,2% de las personas encuestadas aseguran que sus hijos tuvieron dificultades para aprender a través de la virtualidad y que el 20,7% manifestaron problemas durante el 2020 para realizar las actividades escolares por limitaciones en la conectividad.

Salud mental de los niños, otro riesgo que trajo la virtualidad

Otra imperativa razón por la que la decisión de permitir el regreso de niños y jóvenes a los colegios a través de la alternancia, es prioridad, es por su bienestar mental. Insistentemente pedí  al Distrito la apertura de parques en Bogotá, muchos de estos reformados por la segunda administración del exalcalde Enrique Peñalosa, petición que por fin se atendió, pero no bastaba con eso, los menores necesitan socializar, estar en un espacio seguro diferente a su hogar, que en algunas ocasiones es el más inseguro para ellos.

De acuerdo con las cifras del Instituto Colombiano de Neurociencias, se estima que el cierre de colegios ha generado que el 88% de los niños y adolescentes  haya tenido alguna afectación en su salud mental y en su comportamiento. Así mismo, la Veeduría Distrital reveló en un reciente informe que  los casos reportados de conducta suicida en Bogotá en la población infantil  durante el año 2020 pasaron de 456 en febrero a 526 en marzo, reduciendo su reporte en abril con 183 casos e incrementándose en un 49% en mayo y en un 91% en septiembre, ambos frente a abril.

Según el órgano de control, los mayores casos reportados se presentaron en estudiantes de 12 y 13 años, con alta presencia de casos también en niños/as de 4 a 11 años. Las localidades que  reportaron  mayores números  son: Bosa (641), Ciudad Bolívar (544), Rafael Uribe Uribe (535) y San Cristóbal (534). En donde se presentaron el menor número de casos es en Sumapaz (4), Chapinero (16) y Teusaquillo (28).

También hay que tener en cuenta que la virtualidad  además puso en riesgo, la salud física, porque con esto se afecta la parte visual al estar mucho tiempo con los ojos puestos sobre las pantallas de los dispositivos electrónicos. Por supuesto no podemos olvidar tampoco que con el encierro se expuso a los niños a padecer obesidad infantil, que a su vez produce diabetes infantil.

Me alegra que el Distrito haya pensado en la felicidad de miles de niños en la ciudad que desean reencontrarse con sus compañeros de colegio y que necesitan salir del encierro para con eso despejar sus mentes; ahora, queda el pendiente de cumplir con los compromisos anunciados sobre la entrega de tabletas y dispositivos a las poblaciones más vulnerables de estudiantes, en alimentación escolar de calidad, en equidad en la educación y en garantizar que los colegios estén debidamente adaptados como espacios bioseguros para toda la comunidad estudiantil. #EntreTodosNosCuidamos

Firma Lucia Bastidas

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