Es muy cierto que una pandemia es imposible de controlar al cien por ciento porque sus efectos son devastadores y es precisamente por lo anterior que se requiere tener la mayor calma para actuar con los pies sobre la tierra, haciendo equipo con todos los sectores del país para superar los daños que ésta deja a toda una sociedad.
Más de 530 mil casos de contagios de Covid 19 en Bogotá, 188 días en cuarentena, miles de niños y jóvenes encerrados en sus casas con enormes riesgos de padecer fuertes depresiones por no poder interactuar socialmente con sus pares en parques de la ciudad, colegios, universidades, etc., son indicadores de que en algo estamos fallando y que es necesario corregir para que Bogotá salga adelante y supere esta crisis.
Quienes más han padecido durante esta pandemia en la ciudad son las poblaciones vulnerables, porque deben buscar el sustento diario, muchos de ellos a través de las ventas ambulantes, con los cuales el Distrito tiene una obligación mucho más fuerte, porque debe brindarles las ayudas necesarias para que pueda sobrevivir y no se tengan que someter al riesgo de contagiarse masivamente.
Como también se tiene la obligación de ayudarles a los más de 48.100 locales dedicados a la gastronomía que se vieron en la necesidad de cerrar por las enormes pérdidas que les dejó la cuarentena, dejando un número aproximado de 230 mil personas sin empleos. Otro importante sector que presenta la misma situación es el comercio formal, en donde un total de 58 mil establecimientos comerciales se vinieron a pique, según FENALCO.
Lo anterior significó la ruina para miles de familias en Bogotá que de manera directa e indirecta se beneficiaban de estos sectores. Aun así, la administración distrital persigue con toda a quienes se encuentran legalmente establecidos, obligándoles de manera estricta a cumplir con las medidas de bioseguridad, sancionándoles al menor incumplimiento, mientras demuestra una enorme laxitud con las ventas ambulantes que generan aglomeraciones y promueven el desorden en andenes y calles donde se ubican.
A esta delicada situación en Bogotá se une la salud mental de los ciudadanos que según una encuesta de PROFAMILIA, uno de cada tres personas entrevistadas han mostrado en algún momento de la cuarentena, síntomas de nerviosismo (54%); cansancio (53%); impaciencia (46%); irritabilidad (34%).
La Organización Mundial de la Salud lanzó las primeras alertas ante este grave problema, por lo cual el Distrito presentó la estrategia especializada de atención de emergencias en salud mental, con 10 equipos móviles de apoyo psicológico que según el anuncio realizado por la propia alcaldesa en julio de 2020, operarían las 24 horas del día, los 7 días de la semana, en toda la ciudad, sin que hasta el momento se conozca a ciencia cierta los resultados de este trabajo.
Hoy las unidades de cuidado intensivo están por encima del 90% de su ocupación, situación que se pudo evitar si alcaldesa Claudia López y su secretario de Gobierno Luis Ernesto Gómez hubiesen puesto orden a las aglomeraciones que se formaron en la ciudad durante el mes de diciembre, en gran medida por la alta presencia de ventas ambulantes en calles y andenes de la ciudad, junto con la celebración de hinchas del América de Cali y Santa Fe en la final del fútbol colombiano y la inauguración de las luces navideñas en el Parque Illimaní, este último desorden ciudadano promovido por la misma mandataria.
Hoy Bogotá se encuentra pagando las consecuencias de una evidente falta de prevención en pérdidas económicas para la ciudad de parte de la administración distrital y el relajamiento de la alcaldesa, quien al final de año se dejó llevar por la “emoción” y decidió salir de vacaciones en momentos en que la capital del país atravesaba por el segundo pico de la pandemia y se le necesitaba aquí al frente de esta delicada situación.
Ahora cuando la ciudad se encuentra sometida a un nuevo confinamiento, que se pudo evitar si se toman las medidas a tiempo, debemos prepararnos para iniciar la etapa de vacunación, que como bien lo dijo el Gobierno nacional se hará en dos fases, la primera de estas dividida en tres etapas y la segunda, dividida en dos, para lo cual se necesita trabajar en equipo, dejando a un lado las diferencias y teniendo en cuenta que lo importante es la salud de los bogotanos. Por el bien de la ciudad, espero que la alcaldesa lo tenga claro.
Concejal de Bogotá