Al preguntarnos qué nos dejará la pandemia del coronavirus, sólo podemos aproximarnos a interrogantes e incertidumbres porque se están sufriendo las peores consecuencias de la crisis, muchas de ellas con sistemas de salud sobrecargados, servicios de agua y saneamiento inadecuados y otros problemas sociales.
Este es el caso en particular en las zonas más pobres, donde la pandemia ha puesto de manifiesto desigualdades profundamente arraigadas. Sin embargo, hemos visto el espíritu humano con el que nos hemos ayudado unos a otros, incluso sin conocernos. El Distrito se ha visto en el desafio de hacer transformaciones en sus servicios y poder atender a la mayor cantidad de personas afectadas posibles.
Esto nos ha mostrado una realidad oculta, desconocida por muchos e ignorada por otros. Me refiero a la pobreza oculta, un fenómeno que no es muy reconocido porque afecta a las personas de estratos 3, 4 y 5, que tienen bienes pero no cuentan con los ingresos para suplir sus necesidades. Las localidades en donde la Secretaría de Integración Social evidenció esta condición son Usaquén, Barrios Unidos, Teusaquillo y Chapinero. Esto aumenta la cantidad de personas que necesitan apoyos durante esta gran crisis del siglo.
Hoy hacemos un recuento a diciembre, de cómo terminamos el año frente a este desafío. Revisando el portal “Así va Bogotá Solidaria en Casa y las declaraciones públicas realizadas por la administración distrital, vemos que se insiste en sumar todo tipo de asistencia alimentaria, independientemente de su naturaleza. Estas han alcanzado la exorbitante cifra de 12.154.020 en entrega de apoyos alimentarios y 790.978 giros de “renta básica”, con corte de 15 de diciembre.
Al desagregar esta información de apoyos alimentarios, se observa lo siguiente: En mercados se ha entregado un total de 736.434; en canatas alimentarias se ha entregado 1.165.130; en bonos se han dado 5.191.485; en comidas calientes 4.278.917; en refrigerios 646.832; tarjetas monedero 9.262 y en donaciones 125.960.
En cuanto a los giros de “renta básica” encontramos que el primero de estos se hace por un total de 274.465 por parte del Gobierno Nacional y 309.959 por parte de la Alcaldía de Bogotá.
En el Segundo se completa un total de 354.218 por parte del Gobierno Nacional y 309.060 por parte de la Alcaldía de Bogotá. En el tercero se giran 459.649 por parte del Gobierno Nacional y 406.188 por parte de la Alcaldía de Bogotá. En el cuarto 459.649 por parte del Gobierno Nacional y 484.313 por parte de la Alcaldía de Bogotá.
Sin desconocer el positivo impacto de estas ayudas, la cantidad de quejas y de protestas que hubo, indican que hay poblaciones que por su condición específica no suelen estar incluidas en los criterios de focalización tradicionalmente utilizados, como las familias inmigrantes que viven en los numerosos pagadiarios de la ciudad, lo mismo que aquellas que residen en barrios aún no legalizados y también las personas dedicadas a las actividades sexuales pagas, que suelen ocultar su identidad real. Por esta razón, adquieren especial importancia los instrumentos de focalización comunitarios y territoriales, incluidos en el manual operativo de Bogotá Solidaria en Casa, que espero se subsane para este año que comienza, no solo con apoyos sino tambien con oportunidades laborales dignos para todos.
El segundo pico de esta pandemia seguramente hará que sea necesario entregar una vez más este tipo de ayudas y es por esto que no se puede ni se debe caer en el error de desconocer a la población que por su condición de vulnerabilidad, requiere atención y ayuda, así no esté incluida en las bases de datos.
De igual forma, es imposible establecer el número total de ayudas según tipo de población beneficiada. Una de las observaciones de la entidad, ha sido que no es diferenciable cuáles de las ayudas entregadas por la SDIS a los beneficiarios de los programas tradicionales y recurrentes estaban incluidas en este reporte ni que entidades eran las encargadas de entregarlas.
Se espera que con el lanzamiento de las Manzanas de cuidad y la tropa social con lo que se ha hecho muchos bombos y platillos, se logre caracterizar y apoyar a mucha más población que quedo en estado de vulnerabilidad a raiz de esta pandemia.
Los desafios que quedan para esta administración son altos y la recuperación debe apostarle a soluciones de mediano y largo plazo. Esta debe ser una de las reflexiones que nos queda en los inicios de un nuevo año, justo cuando Bogotá se encuentra en medio del segundo pico de la pandemia del Covid19.
Concejal de Bogotá