En el caso de la desnutrición aguda, se trata de una enfermedad que refleja la situación de inseguridad alimentaria y nutricional a nivel poblacional y que no solo tiene relación con el consumo insuficiente en cantidad y calidad de alimentos, sino que adicionalmente se suman eventos estructurales adicionales que deben ser intervenidos. Entre el año 2005 y 2020 este indicador ha presentado una disminución estadísticamente significativa. Para 2020 las localidades con mayor proporción de desnutrición aguda fueron: Tunjuelito (5,1 %), Fontibón (4,6 %), Ciudad Bolívar (4,6 %) y Usme (4,3 %). A junio de 2021, se presentaron 3,7 casos de desnutrición aguda por cada 100 niños menores de 5 años y a septiembre de 2021, se habían presentado 12.354 casos, equivalente al 11,9 % de los niños caracterizados en este periodo, siendo Usme (17,0 %), Sumapaz (16,4%), y Ciudad Bolívar (13,5 %) las que presentan la mayor prevalencia.
En el país, a Noviembre de 2021 el Instituto Nacional de Salud (INS) mostraba que se habían presentado 11.608 reportes de desnutrición aguda en niños menores de cinco años. Las proyecciones esperaban que fueran solo 10.995 casos, es decir que se reportaron 613 casos más de los que se esperaban. De acuerdo con el DANE, el porcentaje de personas que comía tres veces al día pasó de 72,3 % en septiembre de 2020 a 70,9 % en el mismo mes de 2021. Estas cifras guardan una profunda diferencia con los datos que recopiló el DANE sobre la situación previa a la cuarentena de 2020; en ese momento casi nueve de cada diez colombianos, el 88,9 %, tenían aseguradas cuando menos tres comidas al día. El 0,4 % señalaba que solo comía una vez al día, pero después de la cuarentena esa cifra subió hasta el 2,1 %. Es decir, dos colombianos de cada cien solo pueden probar un plato de comida al día.
En Bogotá, la actual Alcaldía dentro de su programa de gobierno tiene contemplado Poner fin al hambre, lograr la seguridad alimentaria y la mejora de la nutrición, metas que como vemos reflejado en los datos mencionados han presentado un leve avance. Cabe resaltar que no se han generado nuevas encuestas que permiten evaluar más precisamente el avance o retroceso entre la última revisión del 2015 y la que debía realizarse en el 2020 pero que a la fecha aún se encuentra postergada, adicionalmente a que la rendición de cuentas de la Administración Distrital no ahonda en los resultados específicos de los programas que se contemplaron para la obtención de las metas propuestas.
Para terminar, y aunque la FAO reconoce que hubo error en el informe que incluyó a Colombia en los países con riesgo de "hambre aguda”, es claro que las cifras de desnutrición evidenciadas para el 2020-2021 no son alentadoras y que la pandemia probablemente ha generado un aumento de la desnutrición en la población debido a las graves consecuencias socio-económicas que ha traído consigo. Se debe insistir en la pronta realización de un nuevo censo que nos permita verificar de una manera más precisa la población afectada por esta condición para validar si se ha presentado un retroceso por la pandemia y así poder modificar los puntos de acción, adecuar los programas para encaminarlos a las metas establecidas por el plan de gobierno actual, y esta intervención se requiere de manera urgente para evitar que se presenten casos de mortalidad nuevamente por este problema de salud pública.