Voto NO al nuevo cupo de endeudamiento. No apruebo dejar empeñada la ciudad, con un crédito que financia la demanda educativa, no la oferta, y perpetúa el barril sin fondo del negocio privado del transporte. No más veneno en esos cupos. Me la juego por la responsabilidad fiscal pic.twitter.com/t6WfarTRfm
— Diego Cancino - Concejal de Bogotá (@cancinodiegoa) May 26, 2022
El concejal de Bogotá, Diego Cancino anunció su voto negativo al cupo de deuda por $ 5.8 billones propuesto por el gobierno de la ciudad, dirigido a temas sociales y a financiar la segunda línea del metro para la capital por considerar que deja empeñada a la ciudad: “El cupo de endeudamiento deja empeñada a la ciudad, no hay apuesta por la educación sostenible y se perpetúa el barril sin fondo del negocio privado del transporte”, dijo Cancino quien explicó además que la idea de subsidiar con becas (subsidio a la demanda) la educación superior no es sostenible ni para la ciudad ni para mejorar la calidad de la educación en Bogotá.
Cancino aseguró que a pesar de que Bogotá ha construido una estructura tributaria admirable que ha garantizado el crecimiento sostenido de los ingresos tributarios de la ciudad y la autonomía en inversión; la deuda ha venido creciendo de manera precipitada. “Esta administración es la que más se ha endeudado en la historia reciente de la ciudad”, aseguró el concejal.
“Entre 2008 y 2018, el nivel de deuda nunca había superado los $2 billones anuales, pero desde el 2019 a la fecha la deuda ha crecido aceleradamente. A marzo de 2022 ya se encontraba en casi $7 billones y de aprobarse este cupo, podríamos estar hablando de casi $13 billones a final de este año. Es decir, pasaremos de un máximo de $2 billones a $13 billones. Casi 7 veces más en 4 años”, explicó Cancino.
De acuerdo con el concejal Cancino este nivel de deuda le implicaría a la ciudad comprometer casi $16 billones en los próximos 10 años por concepto de servicios de deuda, incluyendo $10 billones en intereses. Es decir, implicaría una renuncia a inversiones sociales de corto y mediano plazo fundamentales, pues parte del ingreso del Distrito dejaría de ir a inversión pública y se orientaría a pagar esos $16 billones.
Cancino destaca, además, que con este cupo de endeudamiento la ciudad tendría restricciones para contratar nuevas operaciones de crédito, pues el nivel de deuda contraída en 2023 y 2027 será igual a los ingresos corrientes que genera la ciudad, lo cual es el máximo nivel de deuda permitido para las entidades territoriales, (Ley 2155 de 2021 (artículo 30). Este tope le quita capacidad de maniobra a gobiernos sucesivos para manejar eventuales situaciones críticas a nivel fiscal o financiero: una nueva pandemia, por ejemplo.
Diego Cancino enfatizó que casi la mitad de la financiación del cupo de endeudamiento ($2,8 billones) iría a la segunda línea del metro. Sin embargo, el Metro funcionará con el modelo operativo de Transmilenio, una concesión a privados que no ha funcionado para Bogotá, pues enriquece a particulares mientras la ciudad gasta grandes recursos (incluida la deuda) para sostener el sistema. “Es un cupo que perpetúa el barril sin fondo del negocio privado del transporte”, dijo.