El desasosiego de quienes votaron por Claudia López considerando que la defensa ambiental consiste en no talar ni un solo árbol, es resultado de haberse convencido de ideas alejadas de la realidad. Y es que así como la prioridad es que las ciudades sean resilientes a los efectos del cambio climático, también se requiere ejecutar obras porque existen necesidades de protección del mismo entorno y de movilidad.
Las disputas políticas han llevado a que las defensas ambientalistas como la tala de árboles sean argumentos para criticar a los alcaldes de turno; sin embargo, en algún momento los electores demandan la coherencia, que ha sido cuestionada en esta administración. Las cifras muestran que realmente la decisión de talar árboles no es porque el alcalde sea un ecocida como tildan a Enrique Peñalosa, pero desconociendo que para su primer año de gobierno (2016) sembró en zona urbana 8.144 árboles por 2.448 autorizaciones de tala, mientras que para 2020 se sembraron 2.114 árboles por 2.662 autorizaciones para tala de árboles.
Las diferencias no son abismales por eso una administración comprometida con el ambiente no es la que no autorice ni una sola tala de árboles, porque es necesario ya sea por manejo silvicultural, por emergencia o por obra. Además, la defensa ambiental es un esfuerzo que debe hacer cada Administración, pues de acuerdo con las cifras de del Observatorio Ambiental de Bogotá los cambios se ven en las cifras de árboles que hay por hectárea: en 2002 había 13 árboles por hectárea en 2008 la cifra paso a 29 y para 2020 son 35 árboles por hectárea, un resultado que se logró gracias a la gestión de Enrique Peñalosa y su gobierno.
Los argumentos ambientalistas se han convertido en el traspié para la ejecución de obras que como sucedió con la construcción de la vía Alsacia-Guayacanes, han sido frecuentes las acciones populares aduciendo la protección al ambiente, pero sin presentar soportes técnicos y como resultado se ha frenado la obra; y para evitar más contratiempos el IDU accedió a cambiar la opción de tala a traslado. Al querer obstaculizar obras como la Vía Alsacia-Tintal pierden 1.500.000 ciudadanos.
El objetivo no es radicalizar las discusiones ambientales por ejemplo los acuerdos alcanzados para el Plan Parcial Bavaria es equilibrar las necesidades que tiene la ciudad en cuestión de vivienda, de movilidad y la conservación ambiental. No hay que mitificar las talas de arboles solo por ganar réditos políticos cuando para alcanzar el bienestar de los ciudadanos la solución es buscar equilibrios en las decisiones en los proyectos. Así como el costo de no medir lo que se dice en campaña se evidenció con la polémica que se genero por la tala de árboles para las obras en la avenida 68.
Concejal de Bogotá