He insistido en la ausencia de autoridad e institucionalidad que reina en el sector de San Victorino y así lo confirma el reciente informe de la Personería de Bogotá que alerta el desorden y expansión que realizan los vendedores informales en el espacio público, la inseguridad e inmovilidad que afectan a este sector. Ante estas problemáticas nos hemos reunido con los comerciantes de centros comerciales y con las entidades distritales: Secretaría de Gobierno, Secretaría de Seguridad, Secretaría de Salud, Alcaldía Local de Santa Fe e IPES, es urgente que las estrategias den resultados para acabar con el caos que tiene este sector. Las entidades no deben prolongar esta situación evitando emergencias por el uso de pipetas de gas en las ventas ambulantes de alimentos y no hay control sanitario.
Se necesitan acciones coordinadas que deben ser permanentes para recuperar el espacio público. Acaso la buena gestión se trata de dejar que cada uno imponga sus condiciones como está ocurriendo con las ventas informales. No es comprensible que el derecho de algunos perjudique a los formales que contribuyen con el pago de sus impuestos prediales y de ICA.
De acuerdo con la Personería el Pacto Navideño no es suficiente cuando no hay acciones en el territorio. Vuelve y juega fuego amigo entre las entidades solo le hace los daños a los comerciantes y ciudadanos que claman organización y coordinación. Frente a la inseguridad, la situación es desesperanzadora. En 2021 en el marco de la reactivación económica los delitos de alto impacto tuvieron una tendencia al alza que se materializa en la inseguridad a la que están expuestos los ciudadanos. Por ejemplo, delitos sexuales 90,8%, extorsión 35,4%, homicidios 38,2%, hurto a comercio 27%, hurto a personas 22,7%, hurto a motocicletas 85,3%, hurto a celulares 2,5%, hurto a bicicletas 15,1%.
Con corte a noviembre, en 2022 se han reportado incrementos en extorsión 23,1%, homicidios 21,3%, hurto a personas 36,6% y hurto a celulares 33,2%. Es cuestionable que en tres años de esta administración no hayan logrado formular un plan de manejo en el centro que permita disminuir la inseguridad. Especialmente cuando es uno de los puntos focales para el comercio de la ciudad.
Es incomprensible que después del confinamiento por el COVID-19 y la reactivación económica que vino después de este, no se vean cambios. Los bogotanos se encuentran en la encrucijada si ir a consumir arriesgando su integridad o si mejor aguardar en sus casas. Con la falta de gobierno pierde el comercio, la seguridad, el consumo y la ciudad.