Acciones como las que se emprendieron para intervenir sectores como el Bronx y el barrio San Bernardo en Bogotá, que dejaron como resultado 2.537 habitantes de calle invitados a participar en los programas de rehabilitación y resocialización, con 711, con un proyecto de vida que les devolvió su dignidad son las que no se pueden perder en la ciudad.
De acuerdo con el DANE, para 2017, en Bogotá se identificaron un total de 9.538 personas habitantes de calle; de estos, el 89% son hombres y un 11% mujeres, principalmente o por lo menos un 47.7% entre los 25 y los 39 años. Y existía una preocupación especial sobre ese 8.2% que son adultos mayores de 60 años, y las personas menores de 19 años que representan el 13,2%. Para el 2018, la administración de Enrique Peñalosa vinculó a la estrategia de prevención a la habitabilidad en calle a unas 8.677 personas que recibieron servicios integrales en los 15 centros de atención de la ciudad y el diseño del Programa ‘Ángeles Azules’, quienes se dedicaron a ir calle a calle atendiendo a esta población durante las 24 horas del día los siete días de la semana, impactando positivamente esas cifras.
Debo decir que hoy, no son claros los objetivos en esta administración sobre la atención al habitante de calle. Si se hace un comparativo de atención de salud, en el periodo 2016 a 2020, tomando como fuente los Registros Individuales de Prestación de Servicios de Salud (RIPS), se atendieron un total de 14.248 habitantes de calle; sin embargo, para el 2020, se presentó una disminución del 25% en la atención.
Ahora bien, desde el proyecto 7757 de la Secretaria de Integración Social que busca la implementación de estrategias y servicios integrales para el abordaje del fenómeno de habitabilidad en calle en Bogotá a junio 30 de 2021, aunque presenta una ejecución del 84,16%, el panorama es incierto frente a una población que necesita atención inmediata por su condición y por el gran impacto que tuvo la pandemia sobre ellos.
Por otra parte, el déficit en vivienda de interés social y vivienda de interés prioritario, se agravó con la crisis de la emergencia sanitaria, generando 15.000 nuevos hogares habitantes de calle, según información verbal suministrada por la Secretaría Distrital de Hábitat en la mesa de trabajo adelantada el pasado 27 de mayo de 2021, con información reportada por Bogotá Cómo Vamos, y que también se manifiesta en el incremento de ocupaciones ilegales monitoreadas en relación con el 2019.
Y es que solo basta mirar la cantidad de cambuches que los habitantes de calle han instalado debajo de los puentes peatonales y vehiculares o en las rondas de los humedales, el eje ambiental y en las extramuros de la ciudad, algunos de manera ocasional y otros de forma permanente. Incluso es común que quienes se dedican a la actividad del reciclaje, doten sus carretas como vivienda, a lo largo y ancho de la ciudad.
El problema es complejo y las soluciones deben ser integrales porque se trata de un asunto que involucra elementos de salud pública, de consumo de drogas, de marginalización y estigmatización. No podemos seguir dándole la espalda a una realidad evidente en la ciudad que contrario al efecto que buscan los programas de Integración Social, siguen expandiéndose; es urgente revisar en qué estamos fallando y construir sobre lo construido, retomando los programas que en el cuatrienio anterior demostraron efectividad.
Todos estos desafíos se deben trabajar en el marco de garantizar los derechos humanos de esta población que ha sido una de las más golpeadas por la pandemia del Covid-19. Aquí hay que pensar en el bienestar de estos ciudadanos dejando atrás los egos y las vanidades personales y enfocando los esfuerzos en la agenda prioritaria de la ciudad.
Lucía Bastidas Ubaté - Concejal de Bogotá
