Tal y como lo expresó el Concejal Celio Nieves Herrera y la bancada del Polo Democrático Alternativo el pasado 2 de mayo en la sesión plenaria del Concejo de Bogotá, Peñalosa solo quiere Diésel para Bogotá, pues a pesar de aumentar el puntaje de la calificación para las propuestas con tecnologías más limpias, la oferta económica continuará teniendo la mayor calificación por lo cual la tecnología más barata que para este caso es el diésel será la que tendrá más posibilidades de ser seleccionada. Por otro lado, es seguro que con el uso del diésel, el riesgo de padecer algún tipo de afectación a la salud se incrementa considerablemente en comparación con tecnología de cero emisiones como la eléctrica.
Estas afirmaciones son ratificadas por los fabricantes de buses eléctricos en una carta enviada a la gerente de Transmilenio S.A. María Consuelo Araujo, quienes pretenden participar en la licitación TMSA -LP-01-2018 para proveer la nueva flota de buses de Transmilenio en Bogotá.
Las siete marcas de fabricantes que firman dicha carta advierten que además de lo anterior existen distintas barreras de entrada que impiden que la tecnología eléctrica sea una opción real para la ciudad. ( link para la carta )
Sin embargo y con el objetivo de superar dichas barreras y permitir una participación de autobuses de cero emisiones o de tecnología 100% eléctrica, estas empresas solicitado que: En primer lugar, “el total de la flota articulada sea eléctrica” y como segundo punto, “se estructure la fórmula de evaluación de las ofertas económicas, dado que la que se encuentra en la licitación conllevará a que resulte inocuo el puntaje técnico obtenido por un proponente que hizo la tarea de incorporar nuevas tecnologías en su propuesta”.
De acuerdo con esto, se desmiente las afirmación del secretario de movilidad Juan Pablo Bocarejo quien afirma “con su renovación de flota de fases 1 y 2 Transmilenio será líder a nivel mundial en el uso de nuevas tecnologías”.
Por último, se debe reiterar que Enrique Peñalosa condenará una vez más a los Bogotanos a la ampliación de Troncales de Transmilenio (Buses BRT) poco amigables con el medio ambiente y con un modelo de concesión lesivo para las finanzas públicas de Bogotá y extremadamente flexible para los privados operan el sistema.