Hay que apostarle mucho más al turismo
Bogotá debe poner especial atención al desarrollo del sector turístico, cuya importancia en la economía local es evidente. A Bogotá la visitaron por diferentes motivos 10 millones de personas en 2015, de las que cerca de 1.2 millones fueron turistas extranjeros.
Cada turista extranjero gastó en promedio en Bogotá 518 dólares, en tanto cada colombiano hizo compras por 220 dólares durante su estadía. Dicho de una forma más general, los extranjeros le dejaron a la ciudad 622 millones de dólares en 2015, mientras los nacionales contribuyen a la economía bogotana con 1.933 millones de dólares.
Los 7.9 billones de pesos que los turistas gastaron en Bogotá en 2015, lo hicieron principalmente en hospedaje, comidas, compras en centros comerciales, diversión, actividades culturales, conciertos, transporte y recorridos por lugares de interés histórico.
Bogotá tiene espacio para seguir creciendo en la recepción de turistas extranjeros, en la medida en que aumente su oferta de servicios y mejore la percepción de seguridad. Es poco probable que nos acerquemos a las cifras de Ciudad de México D.F. que fue visitada en 2015 por 13.2 millones de extranjeros, pero sí podríamos estar mirando a Lima, que sumó ese mismo año 3.1 millones de turistas foráneos, como uno de nuestros referentes.
Es esencial para estos propósitos que la política pública de turismo que se está construyendo, sea incluyente económica y socialmente; recoja los elementos más importantes que conlleven a que Bogotá oferte un turismo de clase mundial; logre que la relación costo / beneficio de la recepción de turistas sea positiva; que exista una concatenación de los elementos estratégicos de la Política con el nuevo plan de ordenamiento territorial y con el esquema de intervención y modernización del centro histórico de la Capital.
En la tarea de potenciar mucho más el turismo en Bogotá, es indudable que se debe contar con el respaldo de los actores privados. Además, de un apoyo de los agentes comerciales que tiene Colombia en las Embajadas en los diferentes países del mundo, partiendo de un hecho cierto: en Bogotá existen 1.423 corporaciones multinacionales operando y el turismo de negocios es uno de los que más está creciendo.
Salir al mundo a vender a Bogotá como uno de los grandes destinos turísticos de América Latina, es una necesidad inaplazable, y para ello se debe tener una estructura institucional mucho más sólida y personas cada vez mejor formadas para enfrentar el reto de recibir cada año dos o tres millones de extranjeros que se sientan bien atendidos, seguros y dispuestos a regresar a la ciudad. Este es uno de los grandes propósitos que nos debe unir en lo que resta de esta década.
El turismo es un generador intensivo de empleo. En Bogotá existen 2.917 prestadores de Servicios Turísticos (PST), según el Registro Nacional de Turismo (RNT), que generan alrededor de 18.000 empleos directos y más de 44.000 empleos indirectos.
La estrategia de turismo que diseñe Bogotá debe tener en cuenta que es esencial aumentar el número de atractivos turísticos que tienen certificaciones de calidad y reconocimiento internacional y se debe trabajar, con especial empeño, tal como lo hacen las grandes ciudades del mundo, en el fortalecimiento de las economías creativas y culturales, que han generado una transformación radical en la manera como los turistas definen sus sitios de visita.
Los bogotanos debemos ser conscientes que el turismo representa hoy el 10% del PIB mundial y que, para el caso de nuestra ciudad, el aporte a la formación de riqueza apenas es del 3%. Tenemos espacio para crecer, y debemos hacerlo de manera planificada y con los más altos estándares internacionales, para lo cual debemos conocer y adaptar las mejores buenas prácticas que se están ejecutando en el mundo.